El paraje donde se asentó la localidad fue conocido por el nombre de Tinamar y formó parte de la jurisdicción de La Vega tras la conquista, denominación que integraba a los actuales municipios de Santa Brígida y San Mateo, cuyo curato tenía su cabecera en la iglesia de la primera advocación. En concreto, las zonas eran conocidas por los nombres de Vega de Abajo, Vega de Enmedio y Vega de Arriba, correspondiéndose la última con San Mateo.
La Vega de San Mateo destaca por su emplazamiento como cruce de caminos, un territorio muy vinculado a la agricultura de medianías y a la ganadería por su condición de municipio de interior que carece de costa.
Desde el siglo XVII aparece la referencia de la ermita dedicada al apóstol evangelista, que constituyó el primer rasgo de personalidad de esa parte de la Vega, tanto que el nombre del santo terminó por otorgarse al municipio. Durante el siglo XVIII la imagen de San Mateo Apóstol fue trasladada en rogativa hasta la iglesia de Santa Brígida. Finalmente es en el siglo XIX cuando obtiene su basílica, creada en 1800, y la consecuente constitución de su ayuntamiento.
De su patrimonio arquitectónico destaca la iglesia de San Mateo Apóstol como monumento. Además, en el casco urbano también se pueden apreciar varias construcciones del siglo XIX, caracterizadas por su sencillez compositiva y su disposición ordenada, así como otras edificaciones anteriores como el conocido Museo Casa Cho Zacarías, en la línea tradicional de la isla. Los estanques, bancales y molinos también dan forma y cuenta del variado patrimonio etnográfico de la comarca.
La cabecera municipal se ubica junto al cauce alto del barranco de Guiniguada. La iglesia de San Mateo Apóstol es el monumento más destacado, presentando dos naves y una fachada de líneas clásicas rematada con espadaña. La alameda de Santa Ana está situada a un lado de la iglesia y es una de las pocas de Gran Canaria con un quiosco de música.
Por la tradicional dispersión del hábitat, en consonancia con el predominio de las pequeñas propiedades, se pueden encontrar viviendas populares, algunas de dos plantas, con tejas y soluciones tradicionales, siendo uno de sus inmuebles destacados el Molino de los Barber. Estas viviendas rurales se pueden encontrar en distintos pagos enclavados en hermosos valles, donde la agricultura con los cultivos tradicionales aún subsiste, como en Utiaca o Las Lagunetas, donde también se pueden encontrar ejemplos de arquitectura religiosa de carácter ecléctico.
Por todas sus características de punto de encrucijada, además de por su tradición agrícola y ganadera, Vega de San Mateo es un referente de los productos del campo en Gran Canaria y, en consecuencia, es la sede del mercado agropecuario más importante de la isla. En cuanto a las fiestas, destacan las de Santa Ana, aunque también se celebran las del apóstol evangelista titular de la iglesia y que nomina al pueblo o la Fiesta de los Indianos de Las Lagunetas.