La compañía inglesa naviera-frutera Fyffes Ltd., se instala en Gran Canaria a finales del siglo XIX. A partir de entonces se convierte en la primera empresa promotora de exportación de tomate canario a los mercados británicos desde el Puerto de La Luz. El almacén de Fyffes situado en la zona conocida como El Refugio, constituye uno de los pocos ejemplos de edificación industrial vinculada a la agricultura de exportación que mejor ha conservado su estructura original. Ocupa toda la manzana de las calles Eduardo Benot, Albareda, Pedro del Castillo Westerling y Salvador Cuyás.

El inmueble primitivo fue destruido en un aparatoso incendio ocurrido la noche del 24 de marzo de 1902 y reconstruido en 1907 siguiendo las directrices del arquitecto Fernando Navarro. La instalación industrial es de planta cuadrada, ocupando una superficie total de 2.898 metros cuadrados. El interior se estructura en cinco naves longitudinales de 10 metros de anchura, que se extienden desde la entrada hasta el fondo del local. La cubierta está fabricada en hierro laminado, y descansa sobre pilares de sillería de base cuadrada.

Funcionó como almacén de plátanos y fábrica de huacales de las compañías Fyffes y Elder, y a partir de los años 40 se convirtió en la sede de la consignataria de Camilo Martinón, que se hizo con el edificio a través de una concesión. El edificio albergó durante varios años los talleres La Naval, que se dedicaban a las reparaciones navales, un almacén de bebidas y las oficinas de varias consignatarias. Martinón cerró el negocio en 1984 y le sucedió el consignatario José María Ortiz, que mantuvo sus oficinas en la casa roja hasta 1987, fecha en la que se trasladó a su ubicación actual. A finales de los años ochenta se quedó vacío, momento en que la Autoridad Portuaria de Las Palmas lo cede a Patrimonio del Estado.

Después de permanecer varios años abandonado, el Ayuntamiento capitalino adquirió la propiedad de esta emblemática instalación al objeto de convertir el inmueble en un laboratorio de ideas para fomentar el talento joven y potenciar el tejido en el ámbito de las artes escénicas, visuales y musicales. Este nuevo centro de creación cultural y de innovación en la ciudad, vendrá a ampliar la oferta cultural de la zona, respondiendo así a una histórica demanda de los distintos agentes del sector. Tras este primer paso, el consistorio municipal impulsará la rehabilitación y adecuación del edificio, respetando el valor histórico, dado que la finca está incluida en el catálogo de bienes protegidos.