El fracaso del cultivo de la caña de azúcar a mediados del Quinientos, cedió el testigo al cultivo de la vid, dando paso a un nuevo ciclo económico. En el XVII, asistimos a un intenso tráfico mercantil con Madeira e Inglaterra, lo que favoreció la llegada de productos a las islas y la exportación de vino: tintos, blancos, malvasía y moscatel. 

A mediados de esa centuria se inicia la decadencia de la industria debido al conflicto iniciado contra los ingleses, que tratan de implantar un monopolio comercial con los vinos procedentes de las islas. A pesar del declive del mercado vitivinícola, los caldos canarios han ido consolidándose en las décadas posteriores, conservándose aún un destacado patrimonio histórico industrial que testimonia el esplendor de las épocas pasadas.

Entre las bodegas más importantes de la isla se encuentra la Bodega San Juan, en la Finca El Mocanal (Santa Brígida). Sus comienzos se sitúan en 1912, gracias a la iniciativa del matrimonio formado por el empresario mercantil Juan Rodrígez Quegles y Carmen Millán Socorro. Al terminar la Guerra Civil española, toma las riendas de la empresa José Millán Rodríguez, quien consigue dar un gran impulso a la industria, destacando el vino de licor moscatel y el vino tinto, que alcanzaron un gran éxito, no sólo en el mercado nacional, sino también fuera de nuestras fronteras.

Acondicionó las dependencias anexas al lagar para instalar un Museo del Vino abierto a los visitantes, con piezas y maquinarias recopiladas por el propietario, vinculadas con los procesos de elaboración y tratamiento del vino. Entre la relación de elementos más singulares figuran una encorchadora de botellas, una prensa manual para uvas, la bomba de trasiego y una estrujadora manual sobre ruedas, procedente de la casa francesa Marmonier Rayon. Años más tarde toman el relevo sus hijos Juan Carlos, Gabriel y José, así como un hijo de este último, Javier, continuando con la producción de vino y las visitas turísticas a las instalaciones.

Tras un período de reajustes en la empresa, será Cristina Millán, parte de la quinta generación de viticultores, quien reanuda la actividad iniciada por sus antepasados, dando un nuevo aire a la Bodega, potenciándola también como salón de eventos. El objetivo de esta joven emprendedora es convertir la finca en un símbolo del vino ecológico canario, produciendo el vino blanco, tinto y moscatel que tanta fama alcanzó en otros tiempos.

Bodega San Juan conserva los tres lagares originales con dos prensas. Una de ellas, una prensa de husillo de hierro y presión continua, fabricada por la empresa Marmonier (Lyon), única en Canarias. Junto a ella, otra prensa de características similares, del taller de fundición de Enrique Sánchez en Las Palmas.