El Camino Real de Silva, o sencillamente la Cuesta de Silva, conectaba la zona de Gáldar con la costa de Falairaga y el Bañadero, siendo la única senda aborigen que nos consta como tal, de las muchas que hubo y que, posteriormente, fueron reutilizadas como caminos de herradura.

Durante siglos, y bajo el nombre de Cuesta de Silva, esta senda constituyó el Camino Real que unía Gáldar y Guía con Las Palmas de Gran Canaria. La senda se encuentra al final de la playa de San Felipe, bajo el gran viaducto que une hoy las dos laderas del barranco del Calabozo, y serpentea el acantilado ascendiendo hasta alcanzar Llano Alegre.

Sabemos que fue utilizada por los aborígenes gracias a que los cronistas nos permiten situar el episodio de la bajada de Diego da Silva, un hidalgo portugués que penetró en Gáldar en torno a 1460, y que, tras caer prisionero con su hueste, fue liberado y conducido de la mano de Egonayga-ach-Semidan (Guayasen), Guanarteme del reino de Gáldar.