Este cuadro de Ánimas forma parte del patrimonio histórico artístico de la Iglesia de San Bartolomé de Tirajana, pero desconocemos quién fue su autor y la fecha exacta de su realización. Por sus características estilísticas podría situarse entre finales del siglo XVIII y el XIX, pero reproduce un esquema compositivo común a esta temática desde el siglo XVII.

Su interés radica en que pone de manifiesto la relevancia que los cuadros de Ánimas tuvieron en Canarias. Los lienzos de ánimas surgen en Canarias en el siglo XVII como el reflejo de la Contrarreforma católica y su defensa de la existencia del Purgatorio frente a los cultos reformistas que defendían la Salvación por la fe, y no por las obras realizadas en vida o por el pago de bulas. Los evangelizadores querían difundir los dogmas católicos y una manera sencilla de hacerlo era a través de las manifestaciones artísticas, y no de la literatura, ya que la mayor parte de la población no sabía leer ni tenía acceso a los libros.

Desde inicios del siglo XVI se fundaron en conventos y parroquias, Cofradías de las Ánimas y llegaron a tener tal importancia que a finales del siglo XVIII era rara la iglesia o convento que careciese de ella. Estas cofradías eran las que encargaban y financiaban este tipo de cuadros. El primer cuadro que se pintó en Canarias con esta temática era obra de Gonzalo Hernández de Sosa para la Iglesia de San Pedro de El Sauzal en 1664, pero no se conserva en la actualidad. En cambio, se conserva el que pintó en 1665 Gaspar de Quevedo. El mayor número de lienzos conservados con esta temática podemos encontrarlos en Fuerteventura y en Tenerife y la mayor parte se ejecutaron en la segunda mitad del siglo XVIII, por lo que se ajustan a la plástica tardobarroca influida por los modelos italianos que llegaron del reinado de Felipe V, caracterizada por el uso de un cromatismo brillante e intenso.

El cuadro se estructura en tres planos. En la parte baja figura la representación de las almas que están en el Purgatorio. Una peculiaridad de los cuadros de Ánimas en Canarias es que las almas no aparecen gritando o sufriendo, sino que están rodeadas por llamas que se consideran como símbolos de purificación, por lo que imploran la salvación con rostros serenos. En la parte central se observa a San Miguel pesando las almas y rodeado por San José y San Antonio de Padua a su izquierda y por la Virgen y San Bartolomé a su derecha. En la parte superior, como siempre, La Santísima Trinidad rodeada por un grupo de santos varones a su izquierda y de santas a su derecha.

Asociados a las Cofradías de Ánimas están los Ranchos de Ánimas cuya tradición ha llegado hasta nuestros días. Estos Ranchos son agrupaciones musicales de los que se tiene información desde el Siglo XVIII y que en Navidad ayudaban a recaudar fondos para la Cofradía. Este patrimonio intangible de canciones a los difuntos se ha transmitido de generación en generación y en nuestros días todavía se mantienen los Ranchos de Valsequillo, La Aldea y el de Arbejales en Teror.