En la Playa del Burrero se localiza un pequeño enclave arqueológico compuesto por dos unidades bien diferenciadas, por un lado el poblado de casas y las cuevas localizadas en la parte alta y media del acantilado costero que se encuentra inmediato a la playa por su parte norte.

El poblado está constituido por varias casas y un conjunto de 21 cuevas naturales, además de otras parcialmente labradas y reutilizadas durante muchos años por pescadores, por lo que hoy se encuentran muy alteradas desde el punto de vista arqueológico. Algunas de ellas poseen incluso puertas modernas y muros de bloques.

En este lugar se han identificado los restos de, al menos, tres edificaciones de funcionalidad doméstica. Para su construcción, y como suele ser habitual en otros enclaves prehispánicos, se procede al desmonte del terreno mediante la excavación de la morfología interna de la vivienda que luego es forrada de piedras obtenidas del entorno.

Las viviendas del Burrero se caracterizan por plantas de tendencia rectangular y cruciforme. En su interior y en el exterior se desarrollarían parte de las actividades diarias de la población prehispánica. Las dataciones obtenidas para este yacimiento permiten saber que ya se encontraba ocupado, al menos, desde los siglos VI-IX d.C.

La similitud de este poblado con otros en la isla es evidente, combinándose el asentamiento en cuevas en la parte baja del acantilado rocoso, con estructuras en la parte superior. Tal es el caso de Tufia, en la parte oriental de la isla, o los Mugaretes del Clavo-Cueva de la Furnia en el Norte.

 

Dataciones Arqueológicas