Para el cultivo natural de los berros en fuentes y arroyos algunas familias construyeron "nateros" en el húmedo barranco de Azuaje y sus afluentes. La demanda del berro de Firgas fue tal en los mercados de Las Palmas de Gran Canaria y pueblos del interior que, a partir de 1970, comenzó a producirse en cultivos intensivos sobre berreras artificiales.

La tradición oral firguense aún mantiene vivo el recuerdo de cómo los berros y ñames se extraían del fondo del barranco de Azuaje y se transportaban en cestas de mimbre cubiertas por sacos húmedos a lomos de bestias, en la baca de los coches de hora, hasta los mercados de la capital insular, y en los camiones del Agua de Firgas hasta los pueblos más lejanos. O la típica estampa de los berreros firguenses vendiendo berros y ñames por las casas y en las plazas públicas de las ciudades y pueblos del norte.

Un cultivo de berros, ya abandonado, se encuentra a la salida de Firgas hacia Las Madres, en el margen izquierdo de la carretera, y otro aún en explotación, propiedad de una familia con mucha tradición berrera, los Pérez Suárez, se encuentra muy visible en San Antón.

Al fondo del barranco se hallan las berreras antiguas de esta familia, en nateros encadenados de alto valor etnográfico, desde donde se ideó la extracción mecánica de los berros con cable aéreo hasta la carretera, aunque luego el cultivo se trasladó a las actuales terrazas en torno a 1970.