El Lazareto de Gando constituye uno de los conjuntos patrimoniales y culturales integrados en el imaginario colectivo de Gran Canaria. Proyectado por el ingeniero León y Castillo, se construye por la necesidad de contar en la Isla con una eficaz protección contra las epidemias de cólera que asolaba regularmente a todo el mundo conocido, incluyendo naturalmente Canarias.

 

La epidemia de 1851, demostró la enorme vulnerabilidad del puerto de Gran Canaria, en el que confluían las grandes rutas de navegación atlántica. En este ambiente, la situación de los establecimientos de la Beneficencia  insular no eran los adecuados ya que en la Isla sólo existían el Hospital de San Martín, como centro sanitario principal de la isla, y el Hospital de San Lázaro, con sus dos dependencias, el Asilo de Alienados y el departamento de Leprosos.

 

Para reforzar la seguridad sanitaria, se tomó la medida de construir un Lazareto. Estos establecimientos sanitarios estaban situados normalmente a distancia de los lugares habitados, con el objetivo de que guardaran cuarentena las mercancías y viajeros procedentes de lugares sospechosos de padecer enfermedades  contagiosas.

 

Según el Reglamento de Sanidad Exterior, las instalaciones y servicios que tenían que reunir los edificios destinados a Lazaretos eran: departamentos de apestados, desinfección, capilla, locutorios, rampas, embarcaderos, arbolados, laboratorio bacteriológico, farmacia, agua potable, servicio  médico, secretarios y empleados fijados por el reglamento. Tras consultas realizadas por la Real Sociedad Económica de Amigos del País, se decidió la conveniencia de que el Lazareto se instalara en la Bahía de Gando, por sus óptimas condiciones. Las obras dieron comienzo el 28 de noviembre de 1887, culminándose en 1893.

 

 

 

Una obra extraordinaria de arquitectura utilitaria  y de ingeniería  

 

El Lazareto de Gando obedece a un concepto teórico y a una ideología con un alto grado de compromiso social, emanados de las corrientes de pensamiento imperantes en el último tercio  del siglo XIX. Las obras de Juan de León y Castillo están enmarcadas con el sello de su ideología liberal de clara influencia inglesa.

 

Los planos responden  plenamente a los conceptos  de utilitarismo, que no sólo fue una corriente política, sino una escuela moral y económica que se desarrolló en la creencia de que todos los principios filosóficos y científicos debían de tener una  aplicación práctica en la vida social.

 

El Lazareto construido sobre el terreno a modo de anfiteatro estaba dividido en cuatro partes: Departamentos limpios, con residencia del personal; de observación,  para cuarentenas; para buques de patente sucia y, por último, el Departamento de apestados, departamentos completamente apartados entre sí, formando cada uno de ellos un cuadrado, separados por anchas calles en forma de cruz, y en el centro con una capilla de dos pisos visible desde todas las partes.

 

El Lazareto nunca llegaría a funcionar como tal, ya que no se hizo una obra complementaria, quizá la más sencilla: un muelle con grúas, unos carriles y un  camino de acceso para mercancías y pasajeros. En 1916, el Cabildo de Gran Canaria, solicitó y obtuvo la cesión en usufructo del Lazareto para convertirlo en un gran complejo sanitario. A partir de aquí, la historia del Lazareto fue un continuo rosario de proyectos llegando a ser utilizado como campo de concentración de prisioneros políticos a raíz de la sublevación  militar de 1936. Desde 1940 forma parte de la Base Aérea de Gando.   

 

Artículos sobre el Lazareto de Gando:

  • Consultar: “Abad Liñán, José M.(7de abril de 2020). Los barcos de apestados que pusieron en jaque a Canarias y diezmaron la población del Pacífico. El País
  • Consultar: El Lazareto de Gando, Telde. Boletín de Patrimonio Histórico nª1,p12.