El órgano de la Ermita de San Telmo es un ejemplo típico de la Escuela de Hamburgo del siglo XVIII. Los instrumentos de Alemania del norte y Holanda han sufrido, a nivel general, cambios, estilísticos y ajustes en función de la evolución de las tendencias sonoras de cada momento, sin embargo, este órgano apenas se ha visto afectado por cambios importantes que hayan alterado su configuración inicial, por tanto, es una pieza instrumental que conserva, en esencia, su sonido original.

Se desconoce el nombre del maestro que realizó este órgano, pero por el análisis del peculiar diseño de sus tubos y las características de su armonización, se aprecian influencias de la zona de la región alemana de Sajonia.

Los órganos han jugado un papel fundamental en la liturgia de la Iglesia desde la Edad Media, lo que explica que su construcción y desarrollo hayan estado vinculados al estamento religioso y a los recursos económicos disponibles. A medida que en las islas se van erigiendo iglesias y conventos, una vez acabada la Conquista, uno de los primeros objetos que los templos compraban o recibían en donación era el órgano.

En la actualidad se conservan en Gran Canaria un total de 21 órganos históricos de diferente procedencia que aportan una gran riqueza a nuestro patrimonio instrumental. El de la Iglesia de Santa María de Guía es el único de origen italiano. Los de la Ermita de San Telmo y el de la Iglesia de Valleseco son alemanes y los de Santo Domingo y Agüimes proceden de la escuela española.

La presencia de órganos procedentes de Hamburgo se explica por el importante tráfico comercial del puerto hanseático en esta época y al enorme prestigio de sus organeros. El mueble del órgano de San Telmo es de elegante diseño rococó y está realizado en madera de pino con celosías doradas y puertas ricamente policromadas. Presenta semejanzas con los órganos de Zacharías Hildebrandt, alumno y colaborador de Gottfried Silbermann.

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