San Mateo es una escultura de bulto redondo tallada en madera y policromada al óleo. Es una obra que se enmarca en el período de madurez del escultor José Luján Pérez ya que está documentada alrededor de 1800. Representa la figura del apóstol, el Santo aparece de pie llevando en su mano izquierda un pergamino con una inscripción mientras que en la mano derecha lleva una pluma. 

La primitiva ermita contaba con una imagen de San Mateo obra del escultor Cristóbal Osorio Melgarejo pero el estado de ruina que atravesaba la construcción a finales del siglo XVIII hizo que los vecinos elevaran una petición al Obispo Verdugo para reformarla. El nuevo recinto se bendice en 1800 y va a ser dotado con una serie de obras artísticas de gran valor acordes con los nuevos tiempos. Es el canónigo Fernando Hernández Zumbado uno de los comitentes que contribuye al pago de piezas como la imagen de Santa Ana y San José, ambas obras de Luján Pérez, o presta dinero para la nueva imagen del santo titular. 

Las esculturas, hechas expresamente para esta parroquia, se convierten en el medio idóneo para demostrar los nuevos usos y gustos del clero ilustrado y una manera práctica de combatir estilos y comportamientos apegados a las formas propias del Barroco. Es una talla de proporciones armoniosas y serenas. Repite el esquema compositivo que podemos ver en la representación de otros santos tales como San Bartolomé o San Judas Tadeo, es decir personajes que adelantan una pierna para marcar una ligera curva o contraposto que aporta sensación de movimiento a la pieza. 

La expresión del rostro es serena, acentuada por el uso de carnaciones suaves. El uso de ojos de cristal aporta un mayor realismo en la representación del Santo. Destaca el tratamiento de los pliegues de las vestimentas utilizando la técnica de “paños naturales”, donde las cenefas decorativas doradas rematan dichas vestiduras. Estamos ante unas fórmulas estilísticas diferentes a las desarrolladas en el período previo del Barroco, ya que se aspira a formas menos dramáticas que se acerquen al nuevo lenguaje del período. 

San Mateo fue retocado en 1899 por el escultor Arsenio de las Casas de manera que se alteró el aspecto original que la pieza tenía cuando fue realizado por Luján Pérez. Arsenio de las Casas 1843-1924 era un escultor de formación autodidáctica que, además de realizar piezas propias, se dedicó a “adecentar” imágenes de otros autores, no siempre con acierto. No sólo retocó esta pieza también intervino en imágenes en la Parroquia de Santa María de Guía, como “El Cristo Atado a la columna”, “El Nazareno”, “San Juan Evangelista” e incluso la imagen de “Virgen del Pino” de Teror.