Esta escultura de bulto redondo realizada en madera de castaño se eleva sobre una sencilla peana policromada imitando una decoración marmoleada. La representación de San Miguel Arcángel tenía en Canarias una larga tradición visible tanto en piezas escultóricas como en los “cuadros de ánimas”, obras pictóricas donde San Miguel aparece representado sopesando las almas con una balanza. Sin embargo, Luján Pérez no siguió ninguno de estos modelos preexistentes ya que optó por una composición arriesgada en la que buscó una mayor sensación de movimiento en la actitud guerrera de San Miguel.

La imagen de San Miguel concilia dos aspectos que le confieren un carácter especial, por un lado, estamos ante una obra que tiene asociada una importante devoción popular, de hecho, es el santo titular de esta parroquia, y por otra parte es una obra de arte realizada por uno de los escultores más importantes de Canarias en el siglo XIX, José Luján Pérez.

San Miguel es el más conocido y popular de los arcángeles. Su personalidad está más definida que la de San Rafael o San Gabriel, es el jefe de las milicias celestiales que lucha contra los ángeles rebeldes y aparece en el Apocalipsis como el defensor de la Virgen y la Iglesia frente al dragón de siete cabezas. Su figura reemplazó a otras divinidades tales como Annubis en Egipto o Hermes Mercurio del mundo de la mitología clásica. A partir del siglo V su culto se implanta en Occidente, pero será a partir del siglo XVII con la Contrarreforma cuando alcance su momento de mayor impulso.

Para los jesuitas San Miguel será el defensor de la Iglesia frente a la herejía protestante representada en la figura del dragón. En esta imagen San Miguel aparece representado como un hombre joven vestido con una coraza militar. Su brazo derecho se eleva con una espada que empuña contra la representación del mal que aparece tirada a sus pies y que él somete con una cadena que lleva en su mano izquierda.

Luján Pérez dotaba a los rostros de sus tallas una contención y una serenidad que contrastaba con los excesos del Barroco precedente, sin embargo, en esta imagen San Miguel, como jefe de los Ejércitos Celestiales que luchan contra el mal, aparece con rostro ligeramente contraído en un rictus de fiereza. Esta iconografía no es muy habitual en la producción artística de José Luján Pérez donde abundan los temas de la Pasión, tales como sus “Cristos Crucificados” o sus “Dolorosas” de aspecto sereno. Sin embargo, se tiene noticia de la existencia de otro “San Miguel Arcángel” encargado por el Presbítero y Rector del Hospital de San Martin, José Guerra, para la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro en Tejeda. Esta pieza está fechada en 1814 pero desgraciadamente desapareció en el incendio que sufrió esta Ermita el 13 de agosto de 1920, en el que se perdieron otras quince imágenes, varias obras pictóricas, joyas, retablos y el Vía Crucis.

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