El Sagrario-Manifestador que Lorenzo de Campos realizó para la Iglesia de San Sebastián de Agüimes es un mueble litúrgico con un diseño de corte lusitano muy original. Este tipo de diseño se va a extender por las islas hasta mitad del siglo XVIII, convirtiéndose en un arquetipo de referencia para otros artistas. Tal es su influencia que se utiliza la expresión “Sagrario tipo Lorenzo de Campos” para definir esta tipología de sagrarios.

Desde el Concilio de Trento en 1551, el sagrario se convierte en un elemento fundamental en las iglesias ya que en su interior se guarda el Santísimo Sacramento. El Manifestador es un templete en el que se expone el Santísimo para adoración de los fieles. En este tipo de bien mueble se unen ambas funciones.

Lorenzo de Campos nació en La Palma pero desde 1669 está instalado en Gran Canaria, con taller en la capital. Aquí alcanzó fama y reconocimiento como arquitecto de retablos dejando en un segundo plano su trabajo como imaginero. En 1673 se le encarga la realización de este sagrario que se inaugura el 24 de diciembre del mismo año. El coste de esta pieza ascendió a la cantidad de 4.500 reales, de los cuales 200 ducados de plata los aportó El Obispo Bartolomé García Ximénez y el resto se obtuvo de las limosnas de los vecinos de la Villa de Agüimes.

La estructura del Sagrario es sencilla. Cuenta con una planta trapezoidal, se eleva en forma de prisma y se remata con la forma de una bóveda esquifada que se cubre con un florón de hojas de acanto en forma de cáliz. Siguiendo las formas decorativas de las manifestaciones barrocas, presenta una rica decoración de formas vegetales. Destaca, en la misma línea propia del lenguaje barroco, el empleo de la columna salomónica de seis vueltas.

A partir de la realización de este tipo de sagrario se impone, de manera constante, el uso de la columna salomónica en los sagrarios. Sin embargo, el empleo de este elemento fue introducido en el archipiélago por Antonio de Ortega, que lo utilizó por primera vez en 1664 en el sagrario realizado para las monjas bernardas.

Dos años más tarde se añade a ambos lados dos pedestales para colocar las imágenes de bulto redondo de San Sebastián y San Francisco. Entre 1764 y 1775 se transformó el sagrario para convertirlo en expositor, de ahí que se le denomine como Sagrario-Manifestador. Las reformas fueron obra de Antonio Almeida, quien añadió una grada y dos pedestales laterales, además de policromar y dorar la pieza nuevamente. El objetivo fue no alterar la esencia de la pieza sino potenciar aún más el conjunto.