Al llegar a la Mesa de Acusa y bajar caminando hasta el poblado troglodita de Acusa Seca, nos transportamos a otra época, no solo por la calma y la belleza del lugar, sino porque estamos contemplando cómo vivieron los antiguos canarios, y cómo se sigue perpetuando su legado en la actualidad. Un Paisaje Cultural, en este caso el de Acusa, con una dimensión física y una evocación temporal - del pasado y del presente- que nos habla del uso de un lugar. Acusa nos ofrece una variedad de escenarios que la convierten en un ejemplo de la diversidad de la tierra y del ingenio de nuestros antepasados
Acusa es volcánica, agreste y hermosa.En ella podemos contemplar el uso de la tierra, en lo que fue una agricultura de subsistencia que, junto con la ganadería, permitió a los antiguos canarios transformar el paisaje, hasta prácticamente nuestros días. Asimismo, se trata de uno de los núcleos poblacionales trogloditas más importantes de Gran Canaria. Encontramos cuevas excavadas de todo tipo en el volante de la montaña: habitacionales -dispuestas en torno a un patio de luz-, funerarias, graneros y hasta corrales. Los recintos habitacionales, orientados a la zona de solana, ofrecen también diferentes tipologías: algunos aprovechan cuevas naturales y otros están hechos a base de excavar la tierra con piedra. Nos encontramos casas-cueva con varias habitaciones, y algunas otras de espacio más reducido, pero todas ellas acogedoras y con una temperatura estable. En la actualidad, muchas han sido restauradas y están siendo reutilizadas, tanto por particulares como por el Cabildo de Gran Canaria. Dentro de la variedad de espacios de este Paisaje Cultural, destacan la cueva pintada de Acusa y la cueva de las estrellas, por la decoración y la belleza de las mismas. Pero si algo llama la atención, es el imponente granero del Álamo. Una fortaleza vertical que refleja el cuidado que ponían los antiguos pobladores en conservar su alimento. Podemos distinguir dos zonas: una de más fácil acceso, con varias cuevas y silos, donde todavía podemos ver restos de la cobertura de las paredes de roca que protegían la cosecha de las inclemencias del tiempo; y otro tramo donde se accede actualmente con material de escalada, dándonos pistas sobre la increíble forma física de nuestros ancestros, e indicando también la necesidad de proteger su alimento ante algún tipo de peligro indeterminado. Expertos como el doctor Jacob Moreno, en colaboración con la ULPGC, han llevado a cabo estudios en este granero y han realizado descubrimientos relevantes sobre él: semillas con ADN (caso casi único en el mundo), restos de gorgojos, y -lo más llamativo- cómo los canarios luchaban contra él, usando lo que podría ser el primer insecticida de la historia: las hojas de laurel.