Se encuentran en el camino hacia el molino de viento, de ahí su nombre. Se trata de tres construcciones que revelan claramente en su figura su edificación especial con piedras ajustadas. Los fragmentos de vasijas, y los pedazos de tea y sabina que en ella se encontraron dan a conocer su origen canario.
“Hay que seguir el curso del barranco desde Mogán, a la altura del molino de viento, en una loma distante un cuarto de milla de dicho molino”, así se expresaba Grau-Bassas en el siglo XIX, y todavía podemos reconocer en el mismo lugar, pues el molino no ha cambiado de sitio, las tres construcciones a las que se refería.
Se trata efectivamente de tres estructuras adosadas, colocadas en el medio de un lomo sobre el Barranco de Mogán, que lleva el significativo nombre del Castillete, a muy corta distancia del casco del pueblo. Muchas de las piedras que las formaban se han caído y yacen desparramadas por su interior, pero todavía pueden apreciarse sus paredes y observar que, curiosamente, dos de ellas no tienen puerta, aparentemente.