Teror se desarrolló en el bosque de Aterura, parte de la masa forestal que cubría el norte de la isla, en tierras que posiblemente fueron del cantón de Arehucas, en el guanartemato de Agáldar. Sin embargo, un hecho singular distinguió, de manera especial, a esta zona de las demás, convirtiéndola en centro religioso de Gran Canaria y uno de los más importantes de las islas.
Según el relato tradicional, la aparición de una imagen de la Virgen María en un pino del referido bosque, acompañada de distintos prodigios, fue el origen de la advocación de la que llegará a ser patrona de Gran Canaria y de la diócesis canariense. Hacia 1500, Diego Pérez de Villanueva construye la primera ermita a Nuestra Señora, llegándose a conocer el lugar por el nombre de Santa María de Terore.
El XVIII fue un siglo muy importante en la consolidación de la devoción a la Virgen en Gran Canaria y constituye, además, un momento de esencial importancia para la Villa, al configurarse en gran medida su zona central, renovándose urbanística y arquitectónicamente.
La nueva iglesia quedará, en adelante, como fondo del eje visual de la calle principal y el solar del edificio anterior como espacio libre para ampliar la plaza delantera. La nueva plaza se abre delante de la fachada principal de la iglesia y está concebida para acoger a los romeros y las procesiones, con un marcado carácter religioso, que se acentúa con la construcción del palacio episcopal en su parte trasera. Otra de las aportaciones fueron las distintas viviendas con balconadas cubiertas que levantaron varias familias en uno de los costados, siguiendo las líneas tradicionales de la arquitectura doméstica canaria.
El recorrido por el entorno de la basílica se completa con la plaza Teresa de Bolívar, diseñada por Néstor Álamo, donde se enfatizan los orígenes terorenses de la esposa del libertador venezolano. El interior del santuario es, sin duda, una de las visitas obligadas, el lugar donde se venera la imagen de Nuestra Señora del Pino y se conservan una buena muestra de obras de arte, muchas de ellas exhibidas en el camarín y en el museo de la Casa de los Patronos de la Virgen, instalado en la Casa Manrique de Lara.
Con todos sus valores, Teror es uno de los puntos de mayor interés de la isla, tanto por el paisaje donde se emplaza, como por su rico patrimonio arquitectónico y artístico o por las celebraciones festivas y culturales que allí se celebran, incluyendo el concurrido mercadillo dominical.