En el mismo barrio de San Francisco de Telde se encuentra El Baladero, un yacimiento formado por una plataforma bajo la cual se sitúan varias cuevas labradas artificialmente en la roca. Una de estas cavidades, que en la actualidad ha sido ampliada, presenta tres aberturas exteriores, a modo de accesos, a una cueva de grandes dimensiones.
Uno de los rasgos más llamativos del yacimiento de El Baladero es la presencia de diversas cazoletas excavadas en la roca, a las que se asocian diversos canales. Este hecho, unido al topónimo del enclave, ha vinculado al conjunto a la celebración de prácticas propiciatorias, encerrando allí animales sin agua ni comida para que con sus lamentos (balidos) atrajeran la atención de las deidades. Las referencias etnohistóricas hacen alusión a que en momentos de carestías los canarios encerraban a parte del ganado en lugares habilitados para ello, privándoles de comida y agua. El balido de los animales ante tal circunstancia constituiría una manifestación para llamar la atención de la deidad y, de este modo, lograr su favor para subsanar los problemas que hubieran motivado la práctica de este ceremonial.
Todos estos aspectos hacen que sea muy complejo poder adscribir este conjunto arqueológico a un espacio doméstico, a un lugar sagrado o a una zona de enterramiento. No obstante, la perspectiva actual del conjunto no se ajusta a su disposición originaria, razón que lleva a ser extremadamente cautos en su interpretación.