El poblado de La Cueva Pintada es uno de los yacimientos más importantes de todo el archipiélago canario, no sólo por sus dimensiones e interés científico, sino por albergar uno de los más singulares ejemplos del arte aborigen canario, la Cueva Pintada. Se ubica dentro de la ciudad de Gáldar, muy cerca de la plaza de Santiago.
Dentro del conjunto troglodita destaca especialmente la cueva que da nombre a todo el grupo, la Cueva Pintada, descubierta en 1873 a raíz de unos trabajos agrícolas. Presenta una "decoración" a partir de pinturas en rojo y blanco, sobre fondo negro, con motivos exclusivamente geométricos, entre los que destacan los círculos concéntricos, triángulos enfrentados por su base, líneas quebradas y horizontales, etc.
El poblado está integrado por un grupo de cuevas artificiales, junto a casi medio centenar de construcciones de superficie (casas de piedra) y con espacios domésticos situados al aire libre. Estas agrupaciones, según varios autores, han merecido el calificativo de protourbanas, dada la complejidad estructural y organizativa que muestran.
Las interpretaciones dadas a este espacio son muy dispares: cueva funeraria, lugar sagrado, vivienda, etc. Lo que viene propiciado por la escasez de datos arqueológicos, ya que el interior de la cueva fue expoliado tras su descubrimiento.
Enterradas a varios metros de profundidad bajo los bancales de plataneras, las excavaciones sistemáticas desarrolladas desde finales de los años ochenta han exhumado numerosas estructuras habitacionales en piedra seca, de diversa tipología. Las plantas más frecuentes siguen la tónica descrita para otros yacimientos: presencia de una planta cuadrangular principal a la que se adosan otras estancias, una o dos, normalmente, de dimensiones más reducidas.
Uno de los rasgos más singulares del poblado lo constituyen las técnicas constructivas documentadas casi con exclusividad en las casas de este enclave. Por ejemplo, hay recintos cuyas paredes están formadas casi íntegramente por cantos de basalto, a las que se añaden otros elaborados a partir de sillares labrados.
Algunas de estas paredes muestran en su interior enjalbegados de almagre, así como enlucidos en los que se aprecian restos de pinturas. También se han encontrado áreas al aire libre interpretadas como cocinas colectivas, que muestran en el suelo evidencias directas de fuegos, así como gran cantidad de fragmentos de cerámicas, algunas de ellas prácticamente completas.
En las excavaciones de este yacimiento se han recogido una ingente cantidad de materiales. Así el repertorio de recipientes cerámicos, por ejemplo, es sumamente elevado, como también lo es el conjunto de "pintaderas" o "ídolos" de diversa tipología recuperados en este entorno. Del mismo modo, los trabajos arqueológicos han puesto al descubierto numerosas semillas (trigo y cebada), molinos, etc. Entre el registro carpológico destacan, además, los restos de dátiles que, por primera vez, demuestran la recolección de estos frutos por los canarios.