El Museo de la Casa de Antonio Padrón lo forman dos edificios y un amplio jardín. Por su parte, en el número 4 de la calle Capitán Quesada se levanta la Casa de José Martinón, uno de los mejores ejemplos de arquitectura académico-ecléctica del casco histórico, en un momento tardío
El primero de los edificios de la Casa Padrón es un volumen de planta alta con alzado disimétrico y de marcada horizontalidad, potenciada por un balcón corrido cubierto con una losa de extremo curvado. Tras esa fachada, todos los espacios ocupan el perímetro edificado. Se trata realmente del primer edificio que rompe con la arquitectura academicista o ecléctica de la calle, mientras que el segundo edificio, por su parte, es una muestra de la arquitectura post-racionalista, aunque posee algunos elementos del llamado neocanario.
La Casa de José Martinón, proyectada en 1926, es un edificio de dos alturas que ocupa una parcela rectangular y profunda. Tiene un patio centrado en segunda crujía y un traspatio trasero, con un acceso centrado y en eje con aquel. El alzado se compone de tres huecos por planta, de arco rebajado y moldura, dispuestos en simetría entre pilastras laterales y en una composición de dominio horizontal, donde se marcan las líneas del zócalo, la ornamentación geométrica entre las jambas de los huecos, de la imposta, cornisa con molduras y pretil. Este tiene un balaustre entre pilastrones y jarrones. Sobresale el balcón de rejería sobre ménsulas entregadas y el peralte apuntado con palmetas. La ornamentación se centra aquí y sobre los dinteles de los huecos.