En lo que se refiere a los rasgos culturales característicos de la isla, debemos detenernos en la industria alfarera. En Gran Canaria aparecen las piezas de cerámica más finas y variadas, así como las únicas que están pintadas, del Archipiélago. Algunas de las muestras decoradas evidencian tal armonía en su diseño y proporciones que hacen dudar de su función doméstica, y se presume que tal vez tuvieran un destino ritual.
Además, existe una amplia gama de ídolos —figuras de supuestas representaciones de dioses— y numerosas pintaderas, nombre con el que se denominan los sellos elaborados, en barro o incluso madera, por los antiguos canarios, y en los que se descubre un rico muestrario de combinaciones geométricas.
Los restos materiales confirman también que los canarios poseían un conocimiento muy avanzado de las manufacturas. Así, por ejemplo, los objetos fabricados con piel, como los zurrones o los tehuetes (dos tipos de bolsas), entre otros, son un claro ejemplo de la precisión de los cortes y el cosido. Se constata la gran habilidad de sus autores. Lo mismo se puede señalar en relación con la confección de tejidos a partir de fibras vegetales, especialmente palma y junco, o la transformación de la madera.