El archipiélago dispone también de un entorno geológico peculiar que proporciona una piedra de gran calidad. De todas las islas, es Gran Canaria la que ve más favorecida la evolución de su arquitectura, gracias a este material, y donde se realiza un uso más extensivo de la piedra labrada.
La más importante y famosa es la cantería azul de Arucas, excelente material trabajado durante siglos por generaciones de maestros cabuqueros y canteros, una de las tradiciones más originales de la construcción insular. También proporciona piedra azul la cantera del Lugarejo, en San Lorenzo, y una especie de mármol blanco se extrae en Jinámar. La piedra arenisca de la barra de Las Canteras y El Confital, para fabricar las piedras de destilar agua que van colocadas en la pila o destiladera, es un material que llega a exportarse a América .
Destacan las fachadas de paramentos de cantería entre muros de mampuesto. Habituales son las portadas de piedra recorriendo las dos plantas, que enmarcan puerta y ventana principal, y en ocasiones también los huecos laterales, con cornisa superior y jambas decoradas. Son únicas en las Islas y muy tipificadoras de la arquitectura de Gran Canaria. También es constante la presencia de ventanas resaltadas por anchos marcos de canteria con repisas labradas. El protagonismo de los trabajos en cantería explica que sea la Isla donde más abundan las escaleras de piedra. El enorme éxito del arco conopial en varios siglos, es otra característica propia de la arquitectura insular, bien arraigado en su tradición arquitectónica, y la reiteración de este arcaísmo goticista en puertas y ventanas se ve también favorecido por la abundancia de cantería. Sobre las fachadas de los edificios se colocan gárgolas de piedra en forma de cañón para el desagüe, disposición muy común en los edificios de la Isla desde el siglo XVI y definidora de un paisaje urbano bien reconocible en ciertas calles de la Isla.