El municipio de Santa María de Guía dispone de uno de los centros históricos mejor conservados de la Isla, declarado Conjunto Histórico en 1982. En él destaca como principal monumento y exponente de su patrimonio arquitectónico la iglesia de Santa María de Guía, también monumento histórico. En su territorio se localizan varios yacimientos, destacando las Cuevas de Valerón, silo colectivo más conocido por el apelativo de Cenobio, y el cercano Tagoror del Gallego, que forman parte de su patrimonio arqueológico. Respecto al patrimonio etnográfico dispone de un amplio catálogo de bienes inmuebles, en el que destacan molinos, eras, estanques, acequias o troneras.
Los orígenes del municipio y de su nombre se deben a la construcción de la ermita que ordenó levantar Sancho de Vargas y Machuca a finales del siglo XV, en su finca situada en un extremo de la vega galdense. En ese momento pertenecía a la jurisdicción de la entonces Villa de Santiago de los Caballeros de Gáldar, y el caserío que se estableció a su alrededor recibió el nombre de la advocación de la Virgen. Posteriormente se simplificó y el lugar fue más conocido como Guía.
La zona adquirió una relativa importancia en la primera mitad del siglo XVI gracias al cultivo de la caña dulce y la elaboración del azúcar en sus ingenios, de tal manera que en 1526 se le concede vara de alcaldía diferente de la de Gáldar. Durante el siglo XVII la localidad siguió prosperando gracias a las viñas y en el XVIII llegó a ser considerada la segunda población de la isla. En el XIX fue sede de milicias y regimientos militares llegando a presidir las Cortes de Cádiz con el guíense Pedro J. Ramos Gordillo (Canónigo Gordillo). Guía también fue sede del partido judicial junto a Las Palmas y Telde. En 1871 se le concede el título de ciudad.
En su conjunto histórico destacan un buen número de inmuebles de distintas épocas, la mayoría de dos plantas, que se localizan en las calles que antiguamente se denominaban del Agua, la Carrera, las Cruces, Enmedio, las Ventas, etc. Entre estos inmuebles sobresalen el antiguo Hospicio de Santa Catalina (levantado en el lugar donde nació Sor Catalina de San Mateo y actual teatro), las casas Quintana (siglo XVII), del canónigo Gordillo Ramos o de Néstor Álamo, entre otras, y las ermitas de San Sebastián y San Roque, venerándose en la última al copatrono de la ciudad. En las afueras de la ciudad está la Villa Melpómene, donde se alojó el compositor francés Camille Saint-Saëns, quien inauguró inicialmente en 1900 el órgano de la iglesia de Santa María de Guía, actualmente reconstruido.
El monumento más destacado es sin duda la iglesia de Santa María de Guía, declarada Bien de Interés Cultural. Responde a varios períodos, es de tres naves, con cubierta de madera, siguiendo las características de la arquitectura religiosa canaria de los siglos XVII y XVIII, con la particularidad de poseer un camarín detrás del retablo mayor. La fachada aúna el estilo barroco del cuerpo principal con las torres neoclásicas, atribuidas a Luján Pérez (Santa María de Guía, 1756-1815), el más ilustre de los hijos de la ciudad y del que se conservan varias imágenes en el interior, como Las Mercedes, El Predicador, Señor de la Columna, Crucificado o Dolorosa. Otra imagen importante es la de la patrona, Santa María de Guía, más conocida como Virgen de Guía.
El patrimonio etnográfico del municipio es muy rico. Mención aparte merece el conocido Queso de Flor de Guía, elaborado en las medianías, además de algunas muestras de repostería tradicional, como los dulces que se realizan en el casco urbano. Las fiestas patronales se celebran en el mes de agosto en honor de Santa María de Guía, con su célebre "batalla de flores". Muy popular es la "fiesta de las Marías", donde cada tercer domingo de septiembre se realiza el tradicional baile de la rama y la romería que acompaña a la procesión de la Virgen en acción de gracias por la liberación de una plaga de langostas acaecida en 1811.