Se trata de un enclave excavado en la roca en integrado por numerosas cazoletas de diferentes dimensiones interconectadas mediante una intrincada red de canalillos. Corresponde a uno de los ejemplos más complejos y espectaculares de los yacimientos que han sido interpretados como lugar de culto.
Esta zona ha recibido distintos nombres en función de la variedad de formas geológicas que la integran, como cumbre de Amurga, Lomo del Pajarcillo o El Talayón, aunque se utiliza habitualmente el de Almogarén de Amurga para referirse a la estructura cultural que existe sobre uno de los puntones del Lomo del Pajarcillo, dando nombre a todo el conjunto.
En la divisoria de aguas que separa los barrancos de Tirajana y Fataga encontramos numerosas huellas del poblamiento prehispánico de la isla, algunas de las cuales -como ciertas estructuras defensivas- deben estar estrechamente relacionadas con el final de la Conquista.