De toda la zona del antiguo bosque del Lentiscal, hoy cubierta de viñedos, el Pico de Bandama y la Caldera constituyen sus más espectaculares hitos orográficos, lugares de imprescindible visita. Aquí se localiza uno de los yacimientos más singulares de Gran Canaria.
Las Cuevas de los Canarios, un grupo de cuevas de habitación y granero colectivo ubicado en la ladera norte del interior de la Caldera, están íntegramente excavadas en la roca y presenta un único acceso a través de un pequeño agujero situado a un nivel inferior al que se encuentran los silos. Esta peculiaridad confiere al conjunto una defensa muy sencilla, ya que tan sólo tapando este acceso con una laja se impide cualquier intento de llegar a la zona dedicada al almacenamiento.
Los silos muestran tamaños y capacidades diversas, la mayor parte de ellos conservan aún los acondicionamientos en sus bocas para ser sellados. Pero quizá el rasgo más singular de las Cuevas de los Canarios es la existencia, en la visera que protege a todo el conjunto, de grabados rupestres. Estos corresponden a varias líneas verticales de inscripciones alfabéticas, asimilables al líbico bereber. Puede existir cierta dificultad para percibir estos grabados, toda vez que muchos de los signos representados no muestran un surco muy profundo, a lo que hay que añadir el deterioro del frágil soporte en el que se encuentran ejecutados.
Además de este espacio dedicado al almacenamiento, en la Caldera de Bandama aparecen otras cuevas artificiales, acondicionadas para vivienda. No obstante, algunas de ellas han sufrido en la actualidad desprendimientos, así como ciertas alteraciones de su primitiva morfología.