A lo largo del margen izquierdo del Barranco de Silva se ubican una serie de yacimientos prehispánicos de carácter habitacional, ritual y funerario. Un espacio que consta de siete zonas arqueológicas claramente diferenciadas.
Este profundo barranco teldense ha conservado el nombre del aventurero portugués Diego de Silva. Al fondo de este barranco se encuentra el poblado conocido como El Calasio, con la cueva artificial más grande de la isla, y un poco más abajo el poblado del Jerez, con su curioso almogarén y algunos grabados. Al norte, sobre una montaña pelada, aparece la necrópolis de Las Huesas, mientras que al sur, ya junto al mar, se encuentra el poblado de Tufia encaramado sobre el morro
Cuevas de Calasio contempla un grupo de ocho cuevas artificiales excavadas en la toba y comunicadas entre sí, asociadas a la necrópolis tumular en escorias volcánicas, cercana al cauce del barranco.
Cueva de las Huesas es un conjunto de cuevas excavadas en la toba, de las cuales destaca una de grandes dimensiones con cuatro huecos y una pequeña cueva adosada. Para llegar hasta ella se accede a través de unos pasos labrados en la toba.
Lomo Melosal, Rosiana, contiene un grupo de cuevas artificiales excavadas en la toba, reutilizadas en tiempos históricos a las que se asocian una serie de cazoletas labradas también en la toba.
La cueva grabada de Silva-Jerez es una cueva artificial excavada en la toba de planta semicircular con grabados, tanto en su interior -con motivo de vulvas- como en su exterior.
Cuevas de Jerez se trata de un conjunto de cuevas artificiales distribuidas en tres niveles, en una de ellas se observan bajo relieves en forma de posibles grabados alfabéticos líbicos.
Almogarén del Jerez I es un conjunto de canales y cazoletas asociadas a cuevas artificiales excavadas en una explanada anterior a las mismas, mientras que Almogarén del Jerez II cuenta con grabados alfabéticos excavados en la toba y asociados a unos canales que se relacionan con el Almogarén del Jerez I.