En la céntrica calle Nueva, en la Villa Mariana de Teror, se localiza la Dulcería Benítez, uno de los negocios más antiguos de esta localidad de medianías. Inicia su andadura a comienzos de la década de los años cuarenta del siglo pasado, gracias a la labor del matrimonio integrado por Fermina González Gil y José Benítez Talavera. Ya algunos años antes tuvieron una panadería en el barrio del Pino y regentaban el quiosco de la Alameda de Teror.
Con el paso del tiempo fueron dos de sus ocho hijos, Pepe Agustín y Juan Carlos, quienes siguieron el camino iniciado por sus progenitores. Tras el fallecimiento de ambos hermanos tomaron el relevo sus esposas, Teresa Santana e Isabel Marrero, animando a sus descendientes a seguir el proyecto que iniciaron sus suegros. En la actualidad, José Abián Benítez, hijo de Juan Carlos, ha heredado las recetas de sus antepasados, emprendiendo un nuevo camino y dando continuidad a los ochenta años de dulce historia. Son muy reconocidos y demandados especialmente, los pasteles de carne, las truchas de batata y los mantecados y polvorones ya en la época navideña.
En 2018 la Dulcería Benítez recibió la Insignia de Oro Municipal por el trabajo y esfuerzo de tantos años, manteniendo la esencia de sus productos artesanales.
Esta industria ofrece la particularidad de exponer algunas de las máquinas más antiguas de la industria, a la entrada del establecimiento.
Una heladora manual para la elaboración de helados. Consiste en un cubo cilíndrico de madera, en el interior del cual se dispone un cilindro metálico hueco con tapa, de diámetro menor que el cubo, y que quedaba fijo en el centro. Dentro de este cilindro se disponía la mezcla que iba a helarse, se colocaban unas paletas, se cerraba con su tapa, rodeándolo de hielo picado con sal. Gracias al motor eléctrico del que dispone, las paletas interiores giraban hasta elaborar el producto deseado. Según indica la placa de fábrica, procede de Construcciones Mecánicas. Salvador Jornet. Jijona-Alicante.
Junto a ella, encontramos una laminadora de masa para elaborar productos de pastelería. Está provista de dos rodillos (uno de ellos móvil), entre los que se hace pasar la mezcla que posteriormente va a ser manufacturada. Adquirida en talleres P. Prat de Sabadell.
El conjunto de aparatos se completa con un molino empleado para la trituración de almendras y una batidora mezcladora de nata.