Se trata de uno de los edificios religiosos más antiguos de Gran Canaria, de comienzos del siglo XVI. Representa la llegada de los nuevos estilos arquitectónicos a Canarias después de la incorporación a la Corona de Castilla. Se trata de un edificio gótico-mudéjar que alberga una talla de San Sebastián realizada por el gran imaginero José Luján Pérez.

La ermita de San Sebastián es el edifico religioso más antiguo de Gáldar y uno de los más antiguos de la isla. Se encuentra enclavada en una plaza situada en el barrio que lleva su nombre.

Arquitectónicamente es exponente del primer estilo europeo que llega a Canarias, el gótico, ejemplarizado en el arco apuntado de su entrada. No obstante, en sus líneas generales es una fábrica mudéjar de planta rectangular a las que se une la sacristía triangular. Predomina un aire de austeridad, fachada con hastial adaptado a dos aguas donde se abre el acceso principal; en el lado izquierdo se colocó la espadaña de un solo vano. Lateralmente predominan los paramentos blancos, sólo interrumpidos por la puerta adintelada de la sacristía y el postigo que alumbra la capilla mayor. Interiormente es una nave con artesonado de tea, de par y nudillo con tirantes de vigas dobles.

Elemento lignario de interés debió ser la tribuna del coro, desaparecida en el siglo XX. El pavimento es de losas de cantería salvo en el área del altar mayor, que aún conserva ladrillos de barro. Las cubiertas son a dos aguas en el lado de la nave y a cuatro en la capilla mayor. Del interior destaca el retablo mayor, compuesto por mesa de perfil de adorno de paloma y adornos rococós. La hornacina es de estilo neoclásico, acordes con los gustos de José Luján Pérez. Esa parte del retablo se hizo para colocar la imagen del titular de la ermita.

La escultura del santo mártir es obra de Luján Pérez y acorde a la iconografía tradicional. Como elemento de orfebrería lleva sus atributos en plata, saetas y corona. Tallas populares son las de San Buenaventura y San Amaro. Los nichos de estas imágenes llevan marcos de madera, formando pequeños retablos.

Históricamente, la ermita de San Sebastián es de gran importancia para la cuidad. Cerca de ella residió D. Pedro de Argüello, cronista de la conquista, autor de la desaparecida “Crónica de las Islas Canarias”, dejando su apellido a la toponimia en el paraje denominado El Argüello.

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