La historia de la fábrica se inicia en 1870 gracias a la labor de Gabriel Megías Santana, quien instala un modesto molino para la molienda de granos de harina, gofio y cacao para la fabricación de chocolates con el nombre de Chocolates Megías, en la calle Quintana.
La empresa adquirió en poco tiempo un gran prestigio que quedaría refrendado en 1901 con la concesión del Título de Proveedor de la Real Casa, y el uso del Escudo y de Armas Reales, en las facturas y etiquetas de la fábrica. Un año más tarde su fundador cambia el nombre de la factoría por el de La Isleña, nombre conocido hasta hoy en día. Entre 1920 y 1930 la fábrica, ahora de la mano de Gabriel Megías Fernández, decidió producir no sólo chocolate sino también pastas alimenticias, modernizando toda la planta industrial con nueva maquinaria para suministrar la suficiente fuerza motriz al molino de cacao y a la de pastas. Con el discurrir de los años se consolida como una de las empresas familiares más relevantes, al tomar el testigo Andrés Megías Mendoza y el hijo de éste, Andrés Megías Pombo.
La Isleña ha ido prosperando de manera vertiginosa en las últimas décadas, continuando con la imparable expansión de los productos elaborados que alcanza todo el ámbito del Archipiélago, donde son líderes indiscutibles. Sobresalen la amplia variedad de pastas, salsas y chocolates, en todas sus variantes tanto en polvo como en tabletas, llenando la despensa de los hogares de varias generaciones de canarios. Por todo ello han sido merecedores del Premio a la Mejor Empresa Familiar Canaria en el año 2019, otorgado por la EFCA (Asociación de la Empresa Familiar de Canarias).
Con más de 150 años de historia ininterrumpida, Andrés Megías Mendoza, S.A., ocupa un lugar de referencia en el patrimonio industrial grancanario. La experiencia, la tradición en la elaboración de sus productos y el empleo de la tecnología más avanzada son las señas de identidad de este grupo empresarial. A pesar de ello, sus instalaciones aún atesoran algunas de las primeras máquinas de la fábrica. Entre ellas, un molino manual para triturar almendras, un tostador de almendras y una batidora de pie para amasar chocolate de Martín Lloveras (Tarrasa).