La privilegiada situación geográfica de las Canarias en el Atlántico, unido a la proximidad a las pesquerías de la costa africana fueron los motivos principales que animaron a determinadas empresas del ramo a instalar sus factorías en este territorio. Si bien las actividades vinculadas con el sector industrial pesquero adquirieron un relevante protagonismo – no en vano constituyeron el cuarto grupo de industrias de la transformación en la capital de la isla hasta hace unas décadas - la herencia que nos ha sido legada es solo testimonial.

Aunque aún se mantienen en pie algunas de las antiguas naves dedicadas a la industria conservera de la zona del Rincón (muy reformadas), únicamente merecen destacarse las dos factorías de salazón de la firma alicantina Lloret y Llinares, en el municipio de Mogán. Por un lado, la industria de la playa de Arguineguín, que ha sufrido graves alteraciones respecto a la idea original, así como la que aún contemplamos en la Playa de Tauro.

Según consta en documentación escrita, el edificio fue adquirido por Jaime Llinares Lloret el 9 de julio de 1918 a Marcelino Marrero Quesada, conocido con el sobrenombre del "virrey de Mogán" debido al poder económico y político que ostentó en dicho municipio a comienzos del pasado siglo.

La fábrica está instalada en un inmueble de una planta, realizado a base de piedra y cal, con cubierta adintelada. En su interior coexisten la función doméstica (vivienda del industrial), con la propiamente productiva. La entrada principal da acceso a un amplio recibidor a modo de antesala, que recorre toda la fachada principal, y que comunica con la casa. Las estancias destinadas al tratamiento del pescado se ubican en la parte posterior del inmueble. En dicha zona aún se conservan las once tinas de mampostería, de planta rectangular, en las que se realizaba el lavado y limpieza de las piezas capturadas para su comercialización. En un patio trasero anexo existe un pequeño pozo, muy rudimentario, realizado a base de cantos rodados y cemento, de 5 metros de profundidad, del cual se extraía el agua salada necesaria para estos menesteres.

La empresa pesquera permaneció en activo hasta los años sesenta del siglo pasado. Durante varios años fue sede de la agrupación cultural "Amigos de Tauro" hasta el año 2007. Desde entonces, estas históricas instalaciones permanecen clausuradas y sin ninguna función.