La casa fue la residencia de la familia Gourié, y la de sus descendientes -la familia de Armas-, hasta que pasó a manos del Ayuntamiento, que la dedicó a museo y a otras actividades culturales.
La edificación se desarrolla paralela a la calle Barranquillo, dejando un pequeño jardín de acceso frontal, al sur, y otro mayor con una fuente, al norte; todos ellos cerrados por una verja de hierro entre pilares de cantería. Se trata de un volumen rectangular en torno a un patio cuya crujía norte se prolonga hacia poniente generando una planta en “L”; otro pequeño volumen de una planta al sur que, alineado con la fachada, define un gran patio de servicio que se cierra con una cancela y, al oeste, con su tapia. Su reforma y ampliación fue proyectada por el ingeniero Laureano de Armas.
Tras el acceso desde la plaza, una escalinata lleva al jardín ante la fachada principal de la casa, a la que se llega por otra pequeña escalinata de cantería hasta la puerta de vidriería que abre al hall. Desde la calle Barranquillo, una gran puerta maciza abre a un zaguán y, de ahí, al patio. Este patio está rodeado, por los otros tres lados, por una galería que se abre por ventanas y que lleva a todas las estancias situadas en el perímetro.
La galería norte se prolonga dando acceso a las estancias nobles, destacando el comedor, con una gran cristalera que da al jardín, y la habitación extrema, con los miradores volados. En la fachada norte destaca el gran hueco con arco de cantería de medio punto, los huecos restantes aparecen recercados en cantería, pero sin un orden compositivo aparente. Las fachadas al bello patio de servicios son las tradicionales de huecos verticales, sobresaliendo en todos los casos la gran cubierta de tejas.