El cortijo de San Ignacio se encuentra en una extensa finca agrícola de La Majadilla, rodeado, en parte, por un muro e incluye una capilla del siglo XVIII. La ermita de San Antonio, por otro lado, está localizada en la Finca de las Tres Suertes, en la carretera de la Pardilla y a la derecha de la portada de acceso a la finca.
La ermita es un edificio de planta cuadrangular de una nave y sin diferenciación alguna con el presbiterio. A la derecha se anexiona una pequeña edificación para la sacristía. El alzado principal de la ermita, con elementos mudéjares, fue levantado a finales del XVII. Se compone con un hueco de arco de medio punto más la espadaña de un sólo hueco rematada por tres pináculos. Todos los elementos compositivos son en cantería.
La cubierta es de tejas a dos aguas que sobresalen ligeramente formando un débil alero. La estructura es de madera en armadura de parhilera, con tirantes sobre los que se apoyan listones verticales que, a su vez, sustentan a otros dos horizontales a lo largo de la cubierta, situados sobre los pares a mitad de su altura y, entre los cuales, se disponen los nudillos.
La sacristía, por su parte, se cubre a un agua y se forma con una estructura de parhilera sostenida por vigas redondeadas y dispuestas verticalmente. En un lateral de la ermita está la entrada a la vivienda principal que se remata con una triple almena de puntas de diamante y con el escudo de la familia Castillo Olivares, a la que estuvo vinculada hasta 1908.