La Noria de Guanarteme es el único vestigio que queda en la isla de las antiguas norias. Es una obra de fábrica muy singular, de piedra y barro, con una planta circular y cinco contrafuertes. En su parte superior es donde se hallaba el mecanismo de la noria.

Se accede a este bien patrimonial a través de la carretera que conduce a las instalaciones abandonadas de La Marina, donde se halla un complejo de túneles-polvorines, muy interesantes desde el punto de vista de la arqueología militar. La Noria está poco antes de la entrada a este cuartel, en el cauce del barranco de Tamaraceite-Guanarteme. Presenta una voluminosa obra de fábrica que resguarda un pozo de unos 15 metros de profundidad, cuyo brocal se encuentra hoy cerrado.

Aunque carecemos de datos precisos sobre el desaparecido mecanismo de elevación del agua, así como de su antigüedad, parece responder al modelo de las antiguas norias de madera, de las que aún quedan algunas en Fuerteventura. En una hipotética reconstrucción atenderíamos a una gran palanca de madera, incrustada en una rueda horizontal, impulsada por una o dos bestias; a su vez, esta rueda horizontal transmitía el movimiento, mediante un engranaje, a la rueda vertical que se hallaba sostenida por su eje sobre unas vigas, en el centro del brocal. En dicha rueda vertical iba engarzada una cadena sin fin con un número determinado de cangilones enganchados, los que bajaban vacíos al fondo del pozo. Los cangilones o arcaduces, de latón o de barro, según ascendían a la superficie y doblaban por la parte superior de la rueda vertical, vaciaban, por gravedad, el agua sobre una canal y nuevamente volvían hacia el fondo del pozo para repetir la operación.

Son muchos los lugares de Gran Canaria que llevan el topónimo de La Noria por la existencia, en su día, de esta clase de ingenios hidráulicos cuya mayor densidad se hallaba, a principios del siglo XX, en Telde y La Aldea de San Nicolás.