Las Canteras están situadas, casi todas, en la base de La Montaña (el volcán) en su vertiente oeste. Suman una docena, aproximadamente, y están distribuidas en las zonas del Lomo I, Lomo II, Lomo III y Lomo IV, cuyos huecos se han aprovechado como estanques de grandes dimensiones, en su mayor parte. La zona recibe el nombre de Las Canteras.
Esta piedra volcánica presenta una estructura granular que le da poca resistencia, y una fractura rugosa de granos gruesos y cristalinos, con un color ocre caneloso. Se trabaja mediante cortes a golpe de cuñas, que van dejando en los huecos de la cantera formas singulares, lo que permite modelar con relativa facilidad escalinatas para los recipientes de agua, porque buena parte de estas canteras eran cedidas para su explotación a cambio de dejar grandes huecos susceptibles de almacenamiento de agua para riego; de ahí la relación canteras-estanques.
El templo parroquial de Santiago (1778 - 1826) fue levantado con sillares dorados, extraídos de La Montaña, aunque también se sacaron bloques de piedra azul en las canteras de Las Rosas de Grecia (Piedra del Agua), de donde también extraían adoquines. Y el Teatro, construido en 1912, se levantó con materiales de la cantera de La Audiencia.
Los cantos dorados de Gáldar se extendieron por toda Gran Canaria en la primera mitad del siglo XX, cuando se abarató el transporte mecanizado de pesados volúmenes. La generalización, en los años sesenta, de las fábricas de bloques huecos con argamasa de picón y cemento, la primera de la isla instalada por Leacock en El Agujero (Gáldar), los relegó al olvido.
Una de las unidades más interesantes es La Cantera de Santiago, situada al final de la calle del mismo nombre. Forma un impresionante recipiente de 27.000 metros cúbicos, al que se accede a través de un túnel de más de 30 metros que, una vez rebasado, abre una amplia y sorprendente perspectiva desde el fondo hacia el cielo azul, en contraste con los geométricos espacios laterales de negras sombras y ocres rojizos, producidos por los estratos volcánicos y tajos de la extracción.
Arriba, en las faldas de La Montaña, se encuentra La Cueva Herrera, una piconera que con el tiempo se transformó en cantera, en dos grandes tajos a cielo abierto. No menos impresionantes son las otras canteras cercanas, utilizadas como estanques, como es La mareta de Tricornia, junto a la carretera que va hacia Rojas. Estos recipientes para el almacenamiento de agua de riego producen perspectivas de sombras, colores y volúmenes que exaltan los vacíos o los llenos, acompañados, a veces, del espectáculo de los chorros de agua que caen en ellos. Los artísticos volúmenes de sus escalinatas, las cantoneras de distribuciones y canales adyacentes coadyuvan a magnificar esa dialéctica relación de la comunidad y su entorno, la naturaleza.
Las Canteras de Gáldar se explotan desde siglos atrás, dando, además de un tipo bloque “dorado”, propio de los muros de la zona, y otro muy popular conocido como “el canto de Gáldar”, utilizado en muros de diferente naturaleza, como casas, fincas, estanques o iglesias.