Casi todo el aceite de consumo en la isla era importado de Andalucía, aunque desde muy antiguo, en las medianías del Suroeste, existía una producción doméstica de aceite de oliva, para la que existían ocho molinos en la comarca.

El procedimiento de fabricación del aceite se introdujo desde el sur de la Península en los primeros años de la colonización y responde al modelo de la milenaria oleicultura mediterránea. El Molino de Aceite de Los Araña (Bien de Interés Cultural), situado en el Valle de Santa Lucía de Tirajana, estuvo funcionando hasta la mitad del siglo XX. En temporada lo hacía continuamente, con un maestro, a jornal, para cada uno de los dos turnos en que se repartían las 24 horas. Este se encargaba de moler las aceitunas, a falta de animal, y prensarlas. Cuando había mucha demanda de molienda se empleaban las dos prensas.

El Molino de Aceite de Los Araña es una almazara similar a los modelos más primitivos y en él se puede apreciar el molino y dos prensas de viga. El molino es un modelo parecido a los empleados en la Palestina bíblica, de muela giratoria sobre una concavidad de piedra para moler las aceitunas. Se impulsaba con una palanca horizontal que hacía rodar la muela bajo la que se iban triturando las aceitunas. Las dos prensas de viga siguen el milenario modelo de prensa romana. La pasta molida se colocaba en serones circulares de hoja de palma o capachos, hasta ocho unidades superpuestas. La viga los presionaba lentamente, haciéndola bajar mediante el torno del husillo. De esta forma la pasta se exprimía dentro de cada serón y salía el aceite que iba a parar a las queseras, unas pocetas o infiernillos hechos de piedra, donde se dejaba reposar para luego separar las impurezas.

Es La Estadística de Escolar y Serrano (1793-1806) la que localiza en la comarca un total de ocho molinos de aceite, seis en Agüimes y dos en Tirajana.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR