El Molino del Conde es un bien patrimonial restaurado y visitable, ubicado en el mismo centro de Firgas, en la carretera que parte hacia Teror y Valleseco. La instalación perteneció al Condado de la Vega Grande y Guadalupe, y aprovechaba desde su probable construcción, en 1517, las aguas de la acequia principal de la Heredad de Arucas y Firgas.

Se trata de una obra del siglo XVI, construida en 1517 con la vocación de suministrar harina a la incipiente población de Firgas, ligada al desarrollo de un ingenio de azúcar instalado en esta localidad. La obra fue promovida por el Condado de la Vega Grande, quedando en manos de Doña Luisa y Elvira del Castillo, siendo heredado más tarde por su hija Doña Lola del Castillo Romero Girón. La explotación fue cedida a distintos molineros hasta que en los años noventa del siglo pasado fue adquirido por el Ayuntamiento, que lo rehabilitó para mostrar el proceso final de elaboración del gofio, producto básico de la dieta campesina.

Este molino estaba vinculado a la Heredad de Firgas y Arucas con cuyas aguas movía las ruedas, por tanto, se trata de un molino hidráulico. Así la molienda se sitúa junto a la acequia matriz de la Heredad, que pasa junto al molino y que tiene un desvío de aguas a la entrada del cubo. En esta entrada se colocan unas rejillas para impedir la entrada de impurezas al bocín.

La ubicación del molino junto a la Casa de la Cultura, rodeado por un pequeño parque y en el centro del casco histórico de la Villa de Firgas, lo convierten en un activo estratégico de cara al aprovechamiento de este bien etnográfico. En la actualidad la explotación del centro se realiza mediante un arrendamiento-sesión a dos mujeres de este municipio que cuenta con una pequeña tienda en la antigua vivienda del molinero. El conjunto ha sido restaurado y los alrededores del molino han sido acondicionados como espacio libre (parque) integrando este conjunto uno de los atractivos culturales e históricos más importantes de la Villa de Firgas.