Cendro está localizado en el margen izquierdo del Barranco de Telde y en él puede observarse un elevado número de cuevas artificiales de variadas dimensiones y formas, organizadas en diferentes niveles y comunicadas entre sí por medio de andenes y pasos también labrados en la toba volcánica.

Como en el caso de Tara, la reutilización de muchas de estas cavidades como vivienda imposibilita reconocer plenamente la morfología primitiva del poblado, si bien aún se aprecia un conjunto que debió albergar a un número muy elevado de pobladores.

Las excavaciones arqueológicas desarrolladas en este lugar en los años ochenta proporcionaron un abundante repertorio de material arqueológico (cerámica, fauna marina y terrestre, industria lítica, etc.). No obstante, el hallazgo más singular lo constituye un abundante registro de restos humanos correspondientes a individuos de muy corta edad (recién nacidos), algunos se encontraban incluidos en el interior de recipientes de cerámica. Ciertos autores han identificado tales evidencias con el desarrollo de prácticas de infanticidio femenino, a las que se alude en las fuentes etnohistóricas.

El infanticidio constituye una drástica medida de control demográfico constatada en numerosas poblaciones del pasado. Aplicada normalmente en aquellos momentos de necesidad o de crisis alimentarias, permitiría mantener un cierto equilibrio entre los recursos disponibles y la población existente. El control del crecimiento demográfico entre los canarios ha de asociarse al hecho de un espacio físicamente limitado, con unos recursos alimenticios y unas estrategias productivas que soportarían un máximo poblacional. De no llevarse un control en este sentido, podría llegar a ponerse en peligro la propia supervivencia del grupo.