En el cauce medio del Barranco del Pinto, junto al barrio de La Goleta, en el término municipal de Arucas, se localizan dos presas consecutivas, separadas entre sí por una distancia de aproximadamente 530 m. Estas obras de ingeniería hidráulica reciben distintas denominaciones, como Presas del Pinto (conjunto), Presa del Pinto I, Presa del Pinto II, Presas de Abajo y Arriba de la Heredad o La Represa y La Nueva Represa. A efectos de su incoación como BIC se denomina Presa del Pinto I a la construcción más antigua y ubicada cauce abajo, y Presa del Pinto II a la segunda estructura, más reciente y cauce arriba.

La historia de las Presas del Pinto comienza en la sesión celebrada el 29 de marzo de 1857 por la Junta General de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, en la que se consideró seriamente que para un mejor aprovechamiento de las aguas invernales y para atender las necesidades de la agricultura local se precisaba la construcción de nuevos albercones y se sugirió la posibilidad de realizarlos en el lugar del Bresal, entre el Albercón del Mayorazgo y el de la Heredad, o en El Calvario y Caidero de Pinto. Para ello se creó una comisión que comprobara las ventajas y desventajas que presentaban dichos sitios e identificar a los propietarios de los mismos para negociar la concreción de la iniciativa. Sin embargo, este asunto quedó paralizado durante décadas hasta que en 1883 se vuelve de nuevo a plantear la cuestión ante el dramático aumento de la demanda de agua por la expansión de los cultivos de plataneras, que eran mucho más exigentes en caudales de riego que las nopaleras de cochinilla.

El riesgo de escasez de agua generó tal inquietud que llevó a los cosecheros de Arucas a dirigir el 29 de julio de 1883 un escrito al presidente de la Junta de Gobierno de la Heredad, Rafael Ponce y Armas, apremiándole para que agilizara los trámites precisos para la construcción de una represa en el barranquillo de Pinto. Esta solicitud recogía el sentir de la mayoría de los agricultores de la comarca, que por entonces aprovechaban unas 1.800 fanegas de tierra de regadío de acuerdo con el último amillaramiento realizado por la Junta Pericial. Esta movilización social fue el desencadenante para que la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, con “el esfuerzo de sus herederos, sin apoyo y sin impulsos oficiales”, se lanzara a la construcción de uno de los primeros grandes embalses de Canarias.

La Junta General reunida en sesión del 14 de abril de 1884 hace firme la decisión de construir la presa, pero a renglón seguido entra en un debate sobre su financiación y las discrepancias que surgen entre los herederos sobre su definitiva ubicación, con lo que se deja de facto aplazado dicho acuerdo. La Junta extraordinaria de 10 de abril de 1898 acordó financiar parte de la obra y la primera piedra de la Presa de Abajo (Pinto I) se puso el 23 de abril del año 1899. Por entonces era presidente de la Heredad Francisco Ponce Martínez.

Las obras se iniciaron poco después con la construcción del dique el 2 de mayo del mismo año. La Presa de Abajo (Pinto I) comenzó a llenarse en enero de 1901, aún sin haberse acabado de edificar el dique, para ir depositando agua con que suministrar a los agricultores durante el verano, siendo finalmente terminada en 1906. Mientras se construía la Presa de Abajo, la Junta General extraordinaria de la Heredad celebrada el 25 de diciembre de 1902 acordó la construcción de la Presa de Arriba (Pinto II). Como la anterior, se edificó también sin ningún tipo de ayudas públicas ni subvenciones oficiales. El proyecto data de 1903 y la concesión de 1909. Están documentadas una solicitud de prórroga en la construcción en 1913 y otra en 1924 que llevaron la fecha de finalización de Pinto II a 1933.

Por todo lo narrado, las Presas del Pinto constituyen el más antiguo ejemplo de grandes presas construidas en Gran Canaria desde los presupuestos de la ingeniería hidráulica profesional Por otro lado, a nadie escapa que Gran Canaria es una isla muy caracterizada por la presencia de presas en el paisaje, hasta el punto de que podríamos hablar de un “paisaje cultural de las presas de Gran Canaria”, de las que existen un total de 168 (69 grandes presas y 99 pequeñas presas), a lo que hay que añadir la complejísima red de otras infraestructuras hidráulicas (pozos, galerías, acequias, cantoneras, etc.) para configurar un excepcional conjunto patrimonial de ingeniería hidráulica.

La construcción de las Presas del Pinto se impulsa, además, en un contexto histórico y socioeconómico muy concreto, como lo fue el advenimiento y expansión del cultivo de exportación del plátano. El impacto de su implantación generó una cultura dotada de toda una serie de hábitos, vocabulario, expresiones y mentalidades que, aunque ya parte del pasado, está muy presente en el colectivo social grancanario. Por lo tanto, estas presas se configuran en un testimonio material de excepcional interés para ejemplificar el cambio de realidad histórica que implicó la gran expansión de este cultivo en el tránsito de los siglos XIX al XX.

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