El Pueblo Canario es el resultado del estudio de Néstor Martín-Fernández De La Torre sobre la manifestación de la canariedad y de la cultura popular con un tratamiento ecléctico de la temática regional, precedente en la década de los treinta como operación para la inserción de elementos representativos en una política turística. En este sentido sus bocetos y cuadros sobre arquitectura vernácula para el Pueblo Canario recrean espacios arquitectónicos singulares, dentro de una estética regionalista.
Ideado como una unidad arquitectónica por el pintor, como se refleja en su obra de 1937, fue su hermano, Miguel Martín, quien finalmente lo formaliza, colocándose la primera piedra de esta obra el 2 de abril de 1938.
De planta exenta, linda al norte con las instalaciones del Hotel Santa Catalina, al este y oeste con el Parque Doramas y al sur con la calle Francisco González Díaz. El conjunto se caracteriza por su planta regular y de proporción longitudinal donde se articulan diferentes volúmenes que alcanzan las dos plantas de altura alrededor de una plaza. Este espacio tiene una superficie en planta de 2.772 metros cuadrados.
El acceso se organiza a partir de un eje transversal al conjunto, que permite la entrada desde la calle Francisco González Díaz y desde el Parque Doramas. En este eje y ante la puerta principal, se encuentra una pequeña plazoleta con esquinas en chaflán que da entrada a este espacio. La puerta principal está enmarcada por un gran escudo de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria inspirado en los dibujos de Néstor y realizado por Santiago Santana en 1956.
Esta composición recrea un "rincón canario" y reinterpreta la idea de "plaza", recinto protegido, un espacio de interrelación donde se articulan los distintos inmuebles, usos y actividades culturales, lúdicas y festivas.
El conjunto combina de forma ecléctica elementos propios de la arquitectura civil, militar y religiosa canaria con otros elementos foráneos. Destaca la utilización de celosías, balcones de madera, cubiertas de teja, mampostería y cantería en fachadas y en el recercado de huecos, carpinterías de madera, acabados exteriores sencillos con morteros, utilización de elementos de forja, arcos y contrafuertes de mampostería, galerías con arcos, pavimentos de piedra, etc.
Dentro de este recinto se ubican el Museo Néstor, la Plaza de Las Palmas, la Ermita de Santa Catalina, el Bodegón y su patio, pequeños comercios de artesanía y productos típicos y la Oficina del Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria; una de las primeras entidades en la promoción turística de la isla de Gran Canaria que inició su andadura en 1934 y se ubica, desde 1955, en uno de los torreones del Pueblo Canario, junto al acceso principal.
El Museo Néstor se inauguró el 18 de julio de 1958 y fue construido expresamente para albergar la obra del artista. La propuesta inicial de 1937 para el Museo lo ubicaba en la ermita de Santa Catalina del Pueblo Canario, pero finalmente, en el proyecto de 1955, se adoptó la solución de trasladarlo al lado opuesto, situándolo junto a la entrada principal; pieza que cierra el lado este del recinto.
El Museo se compone de semisótano, planta baja y alta. La fachada principal, con acceso desde la plaza, tiene una portada de mampostería almohadillada que alcanza las dos plantas. Es común el uso de la cantería en el recercado de huecos, las carpinterías y balcones de madera, las cubiertas de teja, las celosías, los arcos y elementos de forja. En su interior, destaca la gran sala central de mayor altura y cubierta abovedada con casetones, y la sala de forma octogonal donde se encuentra su obra más emblemática, el Poema del Atlántico.
El conjunto de ocho piezas de gran formato, realizadas entre los años 1913 y 1924, representa las horas del día y los estados del mar con una impresionante explosión de color y movimiento, donde Néstor, además, realiza un delicado estudio sobre la flora canaria, a modo de homenaje a su tierra.
El Poema del Atlántico es sólo una parte de un ambicioso proyecto que la prematura muerte del pintor le impidió terminar, el Poema de los Elementos, que incluía representaciones alegóricas de la tierra, el aire y el fuego, además del mar. Néstor dejó bocetos de los Poemas del Aire y del Fuego, y algo más avanzado el Poema de La Tierra, conjunto que inició en 1934 y que encontramos reunido en una de las salas más notables del museo, en distintos estadios de ejecución, desde meros bocetos a obras acabadas. El Museo recoge también sus estudios de tipismo, diseños de escenografías para teatro y ballet, obras simbolistas, retratos y obras de otros autores modernistas contemporáneos.
La obra de Néstor se enmarca en la estética modernista y simbolista. Su fascinante paleta de colores, la exuberancia de las formas y sus singulares composiciones y escorzos hacen del pintor canario una de las figuras centrales de este movimiento en España y un referente ineludible de la plástica insular.