Este yacimiento se encuentra enclavado a unos 150 metros al oeste del Faro de Maspalomas, en dirección a la Playa de las Meloneras. Punta Mujeres constituye un magnífico ejemplo de los asentamientos costeros que se localizan en buena parte del litoral de Gran Canaria.
Este espacio fue objeto de una intervención arqueológica entre los años 2000 y 2001, localizándose los restos de seis estructuras domésticas que, a buen seguro, formaban parte de un asentamiento de mayores dimensiones. De todas, destaca la número seis, que está ubicada en el extremo septentrional del conjunto. Se trata de una construcción que al exterior presenta una planta de tendencia circular, mientras que en su interior dispone de una estancia principal de aspecto cuadrangular al que se adosa otra de menores dimensiones. En el interior de esta edificación se recuperaron abundantes evidencias de industria lítica, cerámica, así como restos de fauna marina y terrestre.
No cabe duda de que su localización es estratégica, ya que una parte de las estructuras que afloran quedan a modo de mirador en el mismo borde del pequeño acantilado. No se puede pasar por alto las excepcionales condiciones naturales en las que se desarrolló la vida de los aborígenes en este enclave, junto a un oasis de gran tamaño y una charca intermareal que recibía una abundante población de avifauna estacional.
Estos pequeños núcleos se sucedían a lo largo de las pequeñas barranqueras y playas del sur, ya que también se han identificado casas aborígenes relativamente aisladas en las Meloneras, Montaña de Arena, El Llanillo, etc.
Las dataciones de carbono 14 permiten situar la franja temporal de ocupación de este yacimiento entre los siglos VII y IX, quizá prolongándose hasta finales del siglo XV, momento en el que acontece la conquista de la isla.