Los Ranchos de Ánimas de Gran Canaria en las localidades de La Aldea de San Nicolás Arbejales-Teror y de Valsequillo han sido incoados como Patrimonio Inmaterial. En su expresión combina varias tradiciones resultante de una cultura de frontera y mestiza, siendo los Ranchos de Ánimas una manifestación ecléctica sobre el significado de la muerte y los espacios de transición como por ejemplo el purgatorio del imaginario religioso cristiano. Su antigüedad y en especial la pervivencia a lo largo de los siglos, los convierte en una expresión singular del denominado tiempo tradicional y rural, que ha sabido superar los cambios en todos los planos, incluidos el de la espiritualidad y religiosidad popular.
Los tres Ranchos objeto de incoación, han mantenido la función original para la que fueron creados: cantar por los difuntos, y entregar el dinero obtenido a las parroquias de las comunidades donde se canta, para que se ofrezcan misas por la salvación de las ánimas. Los ranchos cimentan ideológicamente un sistema de relaciones sociales de enorme trascendencia cultural y socioeconómica, desaparecido en algunos casos y latente o redefinido en otros.
La Liturgia de los Ranchos consiste en relatos que contienen y representan aspectos emocionales de la comunidad. Sus coplas y deshechas hablan en nombre de las Ánimas y los cantadores, sus portavoces, son oficiantes que se transforman en la Voz de las Ánimas. Las Ánimas se manifiestan, están allí, y se insiste en todo momento en su presencia, su participación en el ritual. La propia letanía sonora y musical parece proceder del ultramundo que se asoma a través de la escenificación ritual del Rancho. El recorrido por la comunidad de vecinos, se produce normalmente entre la noche y la madrugada y busca la empatía y solidaridad de los que participan en recibir y escuchar al Rancho, como señal de unión actual y de futuro para los que puedan encontrarse tras la muerte. Las fechas donde se concentran las salidas coinciden con el período de la Navidad cristiana como espacio de celebración de renacimiento.
Los géneros musicales que interpretan los Ranchos son la Copla de 8 sílabas y en la Deshecha de 12, siendo la primera más lenta y siendo variable según la aportación de cada cantador. En el camino de un sitio a otro musicaban un reclamo para llamar la atención y como aviso a los vecinos. Esta estructura presenta variaciones de unas localidades a otras y a lo largo del tiempo. Los instrumentos que acompañan y portan los ranchos son: espadas, panderos, tamborcillo, flauta de caña (este último en el Rancho de La Aldea), el triángulo, las castañuelas, e instrumentos de cuerdas como la guitarra y el timple; siendo la espada el más representativo de los que llevan en el Rancho, junto con el pandero de sonido metálico.
Respecto a las peculiaridades de cada uno de los tres Ranchos el de La Aldea dejó de salir entorno al año 1945. La actividad de este Rancho se recuperó en la Navidad de 1991 con la participación de personas de la localidad, entre los que figuran descendientes de los últimos Rancheros, que en algunos casos habían conservado los viejos instrumentos. Este Ranchos se les conocía también como Los Panderos y sus salidas iban del 8 de diciembre (La Inmaculada Concepción) al de 2 febrero (La Candelaria). En este Rancho participaban también algunas mujeres.
El Rancho de Ánimas de Arbejales de Teror, también conocido como Los Cantadores, ha mantenido intacta su vocación de recaudar limosnas y destinarlas a las misas para salvar las Ánimas y cuyas referencias documentales conocidas se extienden a lo largo del siglo XIX y XX. También sus salidas, doce, se concentran entre mediados de diciembre y finales de febrero, donde visitan viviendas, sedes de las asociaciones de vecinos, iglesias y ermitas de la zona.
El Rancho de Valsequillo, además de dedicar la limosna a misas por la salvación de las ánimas destina el dinero recaudado a obras de caridad y benéficas. Este Rancho mantuvo una larga tradición en el tiempo y nunca desapareció, y cuenta en la actualidad con unos 20 activos, entre los que figura una mujer. Sus salidas se concentran en cuatro fechas que empiezan en la Nochebuena, teniendo fuera de la temporada una actividad destacada denominada Ranchos de Levantisco para el pago de una promesa, en el que algún vecino devoto ofrecía una cena al grupo. También desde hace unos 50 años se junta con el Rancho de Arbejales en San Isidro (Teror) y Madrelagua (Valleseco). Utilizan instrumentos como espadas, tambores, panderos de sonajas. También se han incorporado guitarra, timple, laúd y violín.