La extracción de la sal del mar ha sido una constante en la historia de las Islas Canarias. Desde la época aborigen, los antiguos pobladores explotaban la sal de manera natural, aprovechando la sal cristalizada que se depositaba en los charcos tras la subida de las mareas, salando con ella la carne y el pescado. Tras la Conquista, los sistemas de aprovechamiento se intensifican, iniciándose la construcción de salinas tal y como las conocemos en la actualidad, llegando a contabilizarse hasta sesenta unidades de producción en todo el Archipiélago.La extracción de la sal del mar ha sido una constante en la historia de las Islas Canarias. Desde la época aborigen, los antiguos pobladores explotaban la sal de manera natural, aprovechando la sal cristalizada que se depositaba en los charcos tras la subida de las mareas, salando con ella la carne y el pescado. Tras la Conquista, los sistemas de aprovechamiento se intensifican, iniciándose la construcción de salinas tal y como las conocemos en la actualidad, llegando a contabilizarse hasta sesenta unidades de producción en todo el Archipiélago.
Las Salinas de Bocacangrejo, también llamadas de Bocabarranco de la Florida, se localizan en la costa del municipio de Agüimes, próxima a la Playa de Vargas. Ocupan una superficie total de 8.190 metros cuadrados, bordeados por un muro perimetral a base de callaos de playa. En la actualidad, constituyen una de las pocas salinas antiguas de barro de Canarias que ha mantenido su estructura primitiva. Este tipo de explotaciones se encuentran ubicadas bajo el nivel de la pleamar.
Están construidas sobre lecho de barro, con grandes estanques de almacenamiento de agua de mar, molinos de viento para bombear el agua salada de cotas inferiores a cotas superiores respecto al nivel del mar y unos complejos sistemas de cocederos y tajos con una ordenada red de canalizaciones.
Fueron construidas a finales del siglo XIX, en torno a 1889, en pleno auge salinero de la costa suroeste, donde se llegaron a contabilizar en esta época más de 17 salinas. Desde entonces han sido explotadas con más o menos producción, teniendo su auge en los años cincuenta. Después de reparar y acondicionar las instalaciones, parcialmente inactivas durante muchos años, las salinas de Bocacangrejo han recuperado su actividad, figurando como titular de la explotación Martell Lozano, S.L.
Las salinas, separadas de la de Montaña Cercada (también en explotación) por solo 200 metros de distancia, conserva algunas edificaciones complementarias a la explotación: el almacén de la sal y la vivienda del salinero. Así como el antiguo molino de viento de aspas circulares, de más de 150 años y reconstruido en los años ochenta del pasado siglo XX, empleado en su día como sistema de captación de agua.
El producto obtenido en estas salinas es de extraordinaria calidad gracias a su privilegiada situación, una zona de aguas limpias y transparentes. Gracias al esfuerzo y a la preocupación de sus actuales propietarios, las salinas de Bocacangrejo han sido galardonadas en los últimos años con importantes premios. Entre ellos: Mejor Sal Marina de Canarias, Gran medalla de Oro en la categoría “Sal marina virgen”, Gran medalla de Oro en la categoría “Flor de Sal”, Mejor innovación, imagen y presentación en el I Concurso Agrocanarias 2018. Medalla de oro en la categoría “Sal marina virgen” en el II Concurso de Sal Marina Agrocanarias 2019. Medalla de oro en la categoría “Sal marina virgen” en el III Concurso de Sal Marina Agrocanarias el año 2020.