El antiguo Trapiche de Tenoya está levantado sobre las faldas del barranco de Tenoya, junto a la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación en pleno casco histórico del lugar. Está considerado como una muestra testigo de la arquitectura de la labor unido al ámbito doméstico, aunque la edificación ha sufrido diferentes reformas y ampliaciones a lo largo de su historia.
El azúcar guarda una importante relación con Tenoya gracias a la implicación económica de los primeros castellanos ubicados en la zona tras la conquista de la isla, entre los que destaca Juan de Siberio Muxica, quien inicia el primer ciclo económico con la plantación y explotación de este producto.
El variado reparto constructivo de este inmueble nos orienta hacia una interpretación del conjunto edificatorio formado por varios volúmenes de una o dos alturas con cubiertas planas y a cuatro aguas y tejada en uno de los ámbitos. Exteriormente se abre un espacio central con terrazas a distintos niveles. Artísticamente destaca un hueco abierto en uno de los cuerpos más antiguos, enmarcado en cantería con dintel de arco conopial.
Junto al trapiche se encuentra la Cruz del Pastor, cuyo origen se remonta al funesto acontecimiento acontecido en el lugar durante el año 1906. El vecino de Tenoya Antonio Travieso Lezcano fue mordido por uno de sus perros, produciéndole el contagio de la rabia. Esta infección produjo una fuerte conmoción social debido a los distintos achaques que esta provocaba sobre el malogrado pastor desde una marcada violencia, cuya única solución vieron en amarrar al desafortunado vecino a un árbol para contener su ira. Finalmente, falleció en agosto del mismo año.