La presencia de Santa Águeda en el pueblo de Arguineguín se remonta a momentos previos a la conquista castellana de la isla. La llegada de frailes mallorquines con fines evangelizadores en el siglo XIV sistematizará un proceso de relaciones que marcarán un hito clave en la historia insular con la ejecución de tres puntos de oración: Santa Catalina en la actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, San Nicolás de Tolentino en el municipio homónimo y Santa Águeda en Arguineguín.

El historiador Marín de Cubas (siglo XVII) nos dice que la Ermita de Santa Agueda fue “la Iglesia primera que hubo en esta isla, que es una cueva que después los mallorquines que en ella comerciaron... continuaron en esta cueva el decir misa con advocación de Santa Agueda”.

La devoción hacia la santa siciliana aumentó entre los siglos XVIII y XIX, formalizándose la primera rehabilitación y ampliación de la ermita hacia el año 1865.

Exteriormente, la ermita ostenta un paramento de la cavidad a modo de cierre, con fachada de línea sencilla con tres vanos y rematada por una pequeña espadaña que se encuentra ocupada por una campana.

En su interior puede apreciarse diferentes ornamentos litúrgicos y piezas artísticas, en su mayoría de taller contemporáneo que presiden el altar principal de la ermita, lugar donde se encuentra la imagen escultórica de Santa Águeda.

La pieza más destacada del conjunto mueble es una tabla datada entre los siglos XVII y XVIII, cuya pintura representa a la santa de manera tosca y con un alto sabor popular. Santa Águeda/Ágata/Gadea de Sicilia, patrona de la isla italiana, es representada como la mártir con los pechos cortados. La tradición oral dice que la tabla la trajo un barco italiano.

La Ermita cueva fue declarada parroquia en 1943 junto al templo de Cercados de Espino. Desde la segunda mitad del siglo XX, las Hermanas Dominicas gestionan el espacio.