La ermita de San Bartolomé de Fontanales es actualmente el hito religioso más antiguo de Moya, cuya perdurabilidad ha llegado hasta la actualidad con diferentes reformas y ampliaciones.
Fundada hacia el año 1635, la ermita fue promovida por Juan Mateo Trujillo y su tercera esposa, Lucana de Orduña dentro del perímetro de propiedad que el matrimonio ostentaba en Fontanales.
El espacio ha sido fruto de diferentes actuaciones de ampliación o rehabilitación a lo largo de su historia, pudiendo destacar la realizada entre 1814 y 1815 para ampliar la nave central, única hasta ese momento, así como la construcción de una nueva nave hacia el sur en torno al año 1870. En la década de los años treinta del siglo XX, es colocado durante el mandato parroquial de Mateo Suárez, un nuevo paño a modo de hastial en la fachada principal entre ambas espadañas, con el fin de situar un reloj. En 1915 le fue otorgado el título de parroquia.
La ermita actual presenta en su alzado una composición bicéfala de dos vanos de acceso, dos óculos y en su remate, dos cuerpos de espadaña para ocupar con campanas. Interiormente, una doble planta se abre con naves unidas por una arcada columnaria de fuste liso realizada en piedra de cantería azul. La nave del Evangelio es la principal y más antigua, constituyendo la situación del primitivo altar mayor; la nave de la Epístola es más reciente, ornamentada por un retablo ocupado antaño por un Calvario.
Actualmente la ermita se encuentra desacralizada. Sin embargo, conserva algunos entes patrimoniales dignos de reseña por la perfección artística que supone para el entendimiento del lugar, como son los dos retablos neoclásicos de tres calles cada uno, con banco y ático, así como el coro.