El actual municipio de Firgas es una de las demarcaciones más jóvenes de Gran Canaria (1845) y se localiza en el entorno de la llamada Selva de Doramas. Una masa forestal que cubría una parte importante de la vertiente norte de la isla y que prácticamente desapareció por la tala a la que fue sometida. El nombre prehispánico de Firgas parece que fue Afurgad, que se relaciona, además, con el asentamiento de La Guancha, exponente del patrimonio arqueológico de la zona.

Firgas es un típico municipio de medianías que no tiene costa y su población está dispersa en varios caseríos. De su rico y variado patrimonio arquitectónico destacan la iglesia de San Roque (1845), así como la Casa de la Cultura, antigua Fonda, lugar de alojamiento de los frecuentes visitantes que acudían al Balneario de Azuaje, famoso por sus aguas y magnífico representante del patrimonio etnográfico del municipio.

La abundancia de madera, la presencia de agua y el clima favorable hicieron de Firgas un lugar idóneo para la explotación del azúcar. El desarrollo de este municipio tras la conquista está relacionado con la hacienda que perteneció a Tomás Rodríguez de Palenzuela.

La presencia de varios ingenios norteños fue la causa del aumento poblacional que apreció el Obispado y en virtud del cual se crearon nuevos curatos en la comarca en 1515, aunque, posiblemente, Firgas no contaba con los vecinos suficientes y quedó en la jurisdicción aruquense de San Juan Bautista, tal como determinan las disposiciones del Obispo Vázquez de Arce hasta casi la mitad del siglo XIX.

En Firgas se aprecia una linealidad histórica al pivotar su evolución sobre un mismo eje, de tal manera que la finca azucarera se presenta como el único órgano dinámico. En ella se funda un convento en 1613, con lo que se produce la vinculación hacienda-ermita-convento; ya se verá que, siglos más tarde, se completará este esquema, porque la parroquia también tendrá allí su sede. La orden que se instala es la de Santo Domingo, que mantiene para su convento la advocación original de San Juan de Ortega. Para los dominicos era el segundo monasterio de la isla, ya que el firguense es posterior al de Las Palmas, aunque anterior al que fundarán en Agüimes.

La fundación del convento fue un acontecimiento importante, ya que en el norte sólo había otro de franciscanos, en Gáldar (1520), pero no dinamizó el lugar porque su caserío creció poco y siguió en la demarcación de Arucas, con la que compartía la Heredad de Aguas. El siglo XIX, como se ve en la isla, fue de grandes cambios para los distintos municipios, especialmente porque se constituyen como tales a partir de la existencia de una parroquia. Esta circunstancia se produjo en Firgas al revés, ya que primero logró la creación de su ayuntamiento en 1835, segregado del aruquense, aunque permaneció en lo eclesiástico hasta 1845, fecha en que se crea la parroquia de San Roque, en la que fuera la iglesia conventual dominica de San Juan de Ortega.

Además de construcciones presentes en el centro de la Villa, destacan en Firgas la Hacienda de los Dolores, algunas casas en fincas, el antiguo Balneario de Azuaje y muchos elementos con valores etnográficos. En cuanto a las celebraciones tradicionales destacan las fiestas patronales de San Roque en agosto, con la Romería y la "bajada del palo", y las de San Luis Gonzaga en junio.