La Iglesia de La Candelaria, levantada según proyecto del arquitecto diocesano Laureano Arroyo y Velasco, sustituye a una modesta ermita del siglo XVI. La iglesia está rodeada por una amplia plaza, remodelada.
El edificio, de características eclécticas y de tres naves, alberga en su interior varias obras interesantes, especialmente esculturas, algunas de las cuales están en relación con los numerosos emigrantes de Ingenio a América. Un ejemplo de ellos son las campanas, que llegaron de La Habana en 1820.
La antigua ermita del siglo XVI tenía una sola nave cuya torre, del lado del evangelio y erigida a principios del XIX, también desapareció. El edificio nuevo se había pensado de cinco naves y una sola torre, aunque más esbelta que las construidas, habiéndose producido cierta desproporción con los cambios introducidos.
El edificio resultante se erige a la misma cota elevada que la plaza, a la que da un alzado lateral. Tiene planta basilical de tres naves de cañón, separadas por arcadas de medio punto sobre órdenes de cantería, con una cúpula que se eleva sobre el crucero. La fachada, ecléctica, tiene dos plantas y tres vanos, ascendiendo los dos laterales como enormes torres de planta cuadrada y sección telescópica de cuatro cuerpos, estando el último abierto en cada lado con huecos de mediopunto y coronado por el cierre cupulado. El cuerpo central remata en frontón recto y en su eje abre la portada, en un hueco de medio punto de cantería y sobre el que se sitúa una vidriera, también con dintel de medio punto.