Los orígenes de la ciudad están en el campamento que organizó Juan Rejón en un palmeral junto a la desembocadura del Guiniguada en la noche de San Juan de 1478, y su primer topónimo fue Real de Las Palmas. Se puede considerar la primera ciudad de realengo fundada por la Corona española fuera de la metrópoli, de ahí su consideración de adelantada en las fundaciones atlánticas y americanas.

La ciudad se fue desarrollando poco a poco a ambos lados del Guininiguada. Si el campamento inicial y Vegueta se emplazaron en la zona sur, en la orilla norte se organizó el barrio de Triana, posiblemente por las mismas fechas. De esta manera, Las Palmas era ya una ciudad consolidada a finales del siglo XVI, con un importante patrimonio arquitectónico en torno a la plaza de Santa Ana, donde se instalaron los edificios públicos junto a la catedral.

También en el siglo XVI se levanta la muralla de la ciudad y los castillos, los primeros que se realizaron en el imperio español en ultramar. A finales de la centuria, 1599, la ciudad fue asaltada por Pieter Van der Does. El ataque afectó a las infraestructuras de la ciudad y algunos órganos de poder se trasladaron a La Laguna, en Tenerife. En el siglo XVII y buena parte del XVIII Las Palmas creció muy poco, superando el estancamiento en el último tercio del siglo XVIII gracias a los proyectos de reforma y conclusión de la Catedral, paralizada durante dos siglos. La desamortización de los bienes eclesiásticos en el XIX propicia grandes cambios en esta época. La burguesía se asienta y se recupera el papel de Las Palmas en la escena regional. La ciudad derriba sus viejas murallas y comienza su expansión, especialmente en dirección hacia el Puerto de La Luz y La Isleta, zona en la que se encuentran vestigios de los antiguos pobladores, destacando de su patrimonio arqueológico las Cuevas de los Canarios, en El Confital.

Pese a este desarrollo, Santa Cruz de Tenerife se convierte en la capital de la recién creada provincia de Canarias y habrá que esperar al siglo XX para que Las Palmas recuperara de nuevo su hegemonía como la ciudad más poblada e importante de Canarias, logrando en 1927 la capitalidad provincial gracias a la creación de una provincia exclusiva para las Canarias orientales (Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote).

Las Palmas de Gran Canaria ofrece hoy el panorama urbanístico y arquitectónico más completo de Canarias, ya que se conserva la trama fundacional y la del primer desarrollo de la ciudad, definido en el siglo XVI. En cuanto a los lenguajes artísticos, conviven todos los estilos y movimientos que han llegado a Canarias desde la conquista (gótico, renacimiento, carpinterías mudéjares, barroco, neoclásico, academicismo decimonónico, así como todos los desarrollados en el siglo XX), con muchos inmuebles de alta singularidad. Asimismo, en la ciudad y en sus alrededores se recogen 354 bienes que forman parte de su patrimonio etnográfico.

Bienes de interés en este municipio